Esta es la historia de Bárbara, una mujer que contrajo el VIH poco antes de cumplir 30 años.
Bárbara había pasado toda la adolescencia y parte de su vida adulta junto a su novio del colegio, sin embargo, como todas las relaciones, esta cambió cuando ella ingresó a la universidad y él también, por eso con el paso de los años todo se deterioró y terminó.
Ante la conocida “tusa” pasaron dos años y ella decidió darse una nueva oportunidad en el amor, así que descargó una aplicación de citas en su celular, lo que comenzó como un juego para ella, terminó siendo una de las peores experiencias de su vida.
A sus 26 años Bárbara comenzó a aceptar tener citas de una sola noche con hombres que conocía en la app, incluso lo hizo en otros países cuando salía de vacaciones. Cuando tenía 28 años formalizó la relación que tenía hace unos meses con un hombre, todo marchaba bien en su vida, hasta que de un momento a otro comenzó a sentirse más cansada de lo normal.
“Había leído alguna vez en internet de esos artículos que salen en redes sociales, sobre los síntomas del VIH, uno de ellos era la fatiga, pero nunca pensé que esa podía ser una posibilidad real en mi vida” agrega.
En la mañana del 5 de agosto decidió ir al médico a una consulta con su doctora de siempre, pues llevaba mucho sin realizarse exámenes, “me practiqué todo lo que ordenó y las dos semanas ya tenía los resultados” pedí nuevamente una cita y le dijeron que algo no cuadraba en sus analíticas y que, por favor, debía pedir otra consulta lo antes posible.
“Tras otras semanas de exámenes médicos, el día de mi cumpleaños debía ir a que me dieran el diagnóstico de lo que pasaba conmigo, lejos de imaginarme lo peor, pensé que se trataba de una infección o algo pasajero, pero no, me notificaron que era positivo en VIH. Me repitieron las analíticas para hacer prueba de confirmación. El resultado fue el mismo: tenía VIH. Cómo era posible que el día que cumplía 29 años me enterara de algo así” expresa Bárbara.
Ella sólo quería saber cómo tratarse. Era consciente de que había tenido sexo seguro y confiaba en cada una de sus relaciones sexuales hasta que llegó la noticia. “Mi primera llamada fue a mi mamá. Ella no tenía información de lo que realmente es el VIH. Igual, no le importó, solo quería saber cómo se trata, cómo afecta y de qué forma podría ayudarme. También se lo conté a mis amigos. Ninguno tenía información de ello”.
Sin embargo con su pareja las cosas fueron diferentes, cuando supo la noticia tuvo una crisis de ansiedad y mucho nerviosismo; comenzó con amenazas e insultos, hasta ahí había llegado su relación.
“Soy consciente que lo que me pasó solo es mi responsabilidad, la noticia fue devastadora, pero con el pasar del tiempo aprendí a sentirme segura. Sí tuve un poco de reparo a la hora de confesar la infección a mis próximas parejas. Sin embargo, nunca hubo un gesto de rechazo; al contrario, se valoró mi sinceridad” puntualiza.
Si se entera de que tiene VIH, tome medidas. Las personas que viven con VIH pueden tener relaciones y una vida sexual normal y saludable. Sin embargo, es importante tener en cuenta lo siguiente:
-Usar condón cada vez que tengas sexo vaginal y anal.
-Comience el tratamiento para el VIH lo más pronto posible y continúe tomando sus medicamentos de manera consistente.
-No comparta agujas para inyectarse drogas, hacerse perforaciones (piercings) en el cuerpo o hacerse tatuajes.
-Realice exámenes regularmente y reciba tratamiento para otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) además del VIH.
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