Para muchas personas el cortejo y la seducción resultan más estimulantes que las propias relaciones sexuales, mientras que para otras, simplemente hacen parte de ellas sin ser más importantes que el goce que produce el acto sexual.
Pero en general, la seducción es un ejercicio placentero y clave para las relaciones sexuales. Cuando seducimos o somos seducidos experimentamos esa sensación de mariposeo en el estomago acompañada de un estado de euforia que nos hace sentir atractivos y deseables. Esto nos hace pensar que la seducción no solo es un juego de cortejo sino que también nos ayuda a incrementar la autoestima y el deseo. Este juego tan agradable, más propio de la mente que del cuerpo, lo hemos practicado hombres y mujeres por siglos, independientemente de la belleza física, pues el encanto de la seducción radica más en la seguridad corporal y el manejo de la mente de nuestra pareja a la hora de actuar.
Pero no podemos ignorar que hay quienes prefieren evitar el juego y optan directamente por la acción. Este escenario funciona muy bien, especialmente cuando la pareja se conoce a la perfección y sabe exactamente lo que quiere. Sin embargo, con el pasar de los años éste tipo de relación se vuelve monótona debido a que se convierte en una cosa automática y rutinaria. Es evidente que si la pareja le dedica tiempo a la seducción, la relación va a ser mucho más viva, duradera y satisfactoria.
En consulta me doy cuenta de que el arte de la seducción se ha perdido a causa del estilo de vida que llevamos hoy en día porque ya “no hay tiempo”. Además, las nuevas generaciones tienden más a la cultura de la sexualidad que a de la sensualidad, apartándose de la idea de que la seducción es un canto a la sensualidad que permite que la pareja disfrute de sus cinco sentidos.
A continuación hago una breve descripción de algunos conceptos sobre la sensualidad y doy unos “tips” interesantes para tener en cuenta.
Los elementos de la seducción
Coqueteo: el coqueteo es un instinto natural que han practicado todas las culturas a lo largo de la historia. Sin embargo el puritanismo de algunas sociedades ha menospreciado esta práctica. El coqueteo es la capacidad de hechiza; una forma de hacer que uno mismo y su objeto de deseo se sientan más vivos sexualmente.
El atuendo: cuando uno quiere seducir, es bueno sentirse cómodo y atractivo con el atuendo que lleva puesto. Desabrocharse algunos botones de la camisa, un poco de perfume y brillo en los labios, no caen mal para despertar diferentes sensaciones en el sexo opuesto. A veces ciertas mujeres piensan que seducir es mostrar escotes exagerados y minifaldas. Un buen consejo es dejar volar la imaginación de los hombres, así que un escote sutil o una pequeña muestra de piel a la vista, es mucho más efectiva que la vulgaridad o que lo evidente.
Entrada en contacto: según estudios, la primera impresión romántica se basa un 55% en la mirada, un 38% en la forma de hablar y solo un 7% en las palabras que se dicen. Si el lenguaje verbal y no verbal se sincronizan con la mirada, la entrada en contacto será garantizada. ¡Esto es una buena noticia para los nerviosos, los tímidos y los parcos de palabra!
Contacto visual: en el acercamiento entre dos personas, el coqueteo visual cambia de sentido. Se miran a los ojos, fijan la mirada en la boca y vuelven a mirarse a los ojos. Cuando tenemos contacto visual con nuestra pareja de esta manera, la conexión con la energía se activa inmediatamente.
Lenguaje corporal: el lenguaje corporal de la atracción o del cortejo es el lenguaje universal de los futuros amantes. El observador percibe mejor el diálogo entre los cuerpos que la pareja que se halla en pleno proceso de seducción. En general, la disponibilidad a establecer un encuentro más íntimo se expresa mediante un cuerpo abierto. Pero a veces los brazos cruzados revelan alegría. En conclusión, no hay que hacer mucho caso de los gestos que se consideran “cerrados”.
Sin complejos: Muchas personas padecen cierto tipo de complejo sexual. La seducción es una invitación erótica iniciada por un hombre o una mujer que implica, la mayoría de las veces, tener relaciones sexuales con la pareja. Pero cuando se tienen complejos del propio cuerpo o sobre la forma de actuar, el juego de la seducción puede llegar hasta acá. Todas las mujeres debemos estar orgullosas del cuerpo que tenemos así sea delgado, robusto, moreno, blanco, pecoso, con panza o sin ella. Y también debemos gozarnos los momentos, sin preocuparse si lo harán bien, o no.
Ambiente del lugar: un ambiente romántico hace que la energía del lugar también se erotice. Velas, música, vino, frutas, flores y otros elementos que ayuden con un ambiente cálido, también tienen un efecto poderoso en la seducción.
Actitud mental: la actitud influye considerablemente en la seducción, por eso es importante que los dos puedan y quieran. Si una pareja está enfadada, lo más probable es que el hombre siga queriendo tener relaciones sexuales pero ella no. Para muchos hombres es el camino a la reconciliación. Para algunas mujeres, la recompensa por la reconciliación. Lo mejor es dejar a un lado el enfado o transformarlo en pasión.
Caricias: La piel y las caricias son el medio más placentero de contacto que logra erotizar todo el cuerpo.
Si ha pasado mucho tiempo desde que no coqueteas con tu pareja de ésta manera, anímate a recupera la costumbre. Basta con un poco de seducción para re-avivar y energizar la relación.