Hace tres años, Diana Monroy se dio a la aventura de recorrer mercados viejos y recónditos, visitar casas en donde habitan tesoros de moda olvidados, desentrañar plazas de ciudades diferentes del mundo para encontrar vestidos que hubieran sobrevivido al tiempo. De esta manera consiguió liderar en el país una movida de ropa vintage que ha permitido que el mercado de segunda mano nacional pueda hacer alarde de piezas verdaderamente valiosas.
Durante los primeros años, su marca de ropa vintage Diana in Stereo funcionó a través de Internet y de un voz por voz que hizo que las citas previas fueran la manera de hacerse a una de sus piezas. Sin embargo, su creadora empezó a sentir la necesidad de tener un espacio fijo en el que la gente pudiera acceder a través de unos horarios establecidos a los tesoros hallados. Pensar en una tienda, sin embargo, no solo era un riesgo muy alto, sino que además le implicaba romper con esa dinámica privada de asesoramiento y conocimiento íntimo de sus clientas.
Ante esa disyuntiva, Diana descubrió que muchos otros jóvenes diseñadores y creadores se enfrentaban al mismo problema: sus marcas habían evolucionado con el tiempo, eran reconocidas y habían logrado un buen nivel de calidad, sin embargo, eran exhibidas de vez en cuando en ferias, showrooms escondidos e, incluso, en habitaciones de una casa.
Esta necesidad puntual la llevó a concebir de la mano de David González Jiménez, su cómplice en los negocios, un espacio al que bautizaron Guay, en el que ella y varios diseñadores más pudieran tener un taller equipado con todas las herramientas para trabajar, que les sirviera como lugar de reunión para atender citas y negocios, pero en el que además tuvieran la oportunidad de exhibir sus creaciones en convivencia con otras marcas bogotanas que le ofrecieran al visitante la posibilidad de encontrar una juiciosa curaduría de talento nacional.
Más que una tienda, Guay es un taller creativo donde se puede ser testigo del trabajo de exploración y deliberación de los dueños de las marcas, al que se puede ir a tomar un té y ver revistas y libros de editoriales alternativas y, sobre todo, enfrentarse a una experiencia de compra diferente. En la 82, la zona comercial más dinámica de Bogotá, no existía un espacio de carácter diferente, íntimo, exclusivo y alternativo que pudiera alardear de las aventuras del talento local.
“No somos una tienda que recibe objetos en consignación; queremos que las marcas crezcan de la mano de Guay, no solo con la prerrogativa de disponer de un lugar ideal en el que sus clientes tengan la posibilidad de conseguir objetos únicos, sino con el fin de que se genere en los talleres un intercambio creativo que haga que todas las marcas evolucionen. Por eso, para ser parte de Guay es una condición fundamental que los dueños de estas también formen parte del taller”, explica David González, quien asegura que han elegido a una persona que, más que un vendedor, es un asesor que está en capacidad de acompañar a la gente en su experiencia a través de la moda, y hasta en el arte y el diseño que inunda el lugar, todo desde una cálida conversación.
Guay se convierte, entonces, en un lugar para explorar marcas como 3 Nombres, de María Paola Sánchez, que ofrece objetos poéticos y funcionales para la casa, mobiliarios especiales que se convierten en objetos de conversación, y vajillas y floreros que hacen de la casa un verdadero hogar. Entre sus objetos estrella están los revisteros y estanterías para libros hechos con cajas de vino y transformados con rueditas de colores, bonitos y funcionales.
Está también Ducky Black, de Luisa Alvarado, quien diseña chamarras de cuero hechas de cabrito o napa española que se pueden transformar según el gusto del cliente y que hacen de los parches, los taches, las cremalleras y los estampados roqueros un estilo sin tiempo que alardea de una actitud transgresora pero chic. Es uno de sus imperdibles una arriesgada chaqueta rosada, armada con taches en la solapa y forro dorado, que parece encarnar esa actitud punquera tan determinante para esta temporada.
La marca Papel (de punto), creada por un arquitecto y una diseñadora de moda hace su aparición con propuestas en tejido de punto de edición limitada, y la exploración de formas y colores inusuales que sirven igualmente para hombres y chicas. Un saco tejido, con bolsillos y lleno de muelitas, parece conquistar a todos en la tienda. Finalmente, Diana in Stereo está presente con su toque de brillo y glamour de otras décadas.
Aún hay espacio para que otras marcas puedan formar parte de esta comunidad creativa que busca hacer de una tienda de moda un lugar para conversatorios y muestras de arte, lo mismo que para dar acogida a Pop Up Stores, todo bajo la convicción de que la gente acuda allí no solo a comprar sino, también, a hacer amigos muy “guay”.