Es viuda, tiene dos hijos y decide volver al mundo de las citas a los 51 años, cuando ya ha perdido la práctica. ¿Qué tiene para enseñar el tercer libro de la saga emblemática de las mujeres que luchan por encontrar el verdadero amor?
Quien alguna vez haya sentido ese “miedo a morir sola” y a que su cadáver sea encontrado “tres semanas después, comido por los perros”, es probablemente una mujer desesperada con la soltería o que pertenece a una generación influenciada por Bridget Jones..., o quizá clasifique en ambas categorías.
La desventurada heroína le quitó el puesto a San Antonio como patrono de los que buscan a su media naranja, cuando en los años noventa salió a la luz su diario y fue incluido entre las diez novelas que mejor definen el siglo XX: los dos primeros libros vendieron 15 millones de copias en 40 países y la década siguiente dieron origen a exitosas cintas que recaudaron cerca de 550 millones de dólares en taquilla.
Entonces se hicieron famosas las determinaciones de esta treintañera para dejar de tener una existencia patética. “Resolución número uno: obviamente bajar diez kilos. Número dos: poner siempre los pantis de la noche anterior en el canasto de la ropa sucia. También importante, encontrar un novio amable y sensible y no seguir cayendo en relaciones románticas con los siguientes tipos: alcohólicos, adictos al trabajo, compromiso-fóbicos, vividores, mirones, megalómanos o pervertidos. Y sobre todo, no fantasear con alguien que encarne todas estas cosas”.
Tuvieron que pasar 14 años para que su creadora, la escritora inglesa Helen Fielding, publicara una nueva aventura de la soltera más popular de la literatura femenina moderna. En esta entrega, Bridget Jones: Mad About the Boy, la protagonista es ya cincuentona y después de haber encontrado al amor de su vida en Mark Darcy, lo pierde en un trágico accidente.
En esta oportunidad debe enfrentar los mismos dilemas del pasado, pero ya no solo cuenta calorías y las veces que ha consultado el buzón de su contestadora, sino también los piojos de sus pequeños Billy y Mabel, y los mensajes de texto de un amante dos décadas menor que ella. “19 de abril. Calorías: 3482 (mal). Mensajes de Roxter: 0. Minutos chequeando el e-mail: 62. Minutos obsesionada con Roxter: 360. 9:15 p.m. A veces, cuando estamos en la silla del baño, echo un vistazo al espejo y no puedo creer que esa sea yo, haciéndolo con Roxter, a mi edad. Creo que estoy usando todo esto para bloquear la desesperación existencial de envejecer y el temor de que tal vez me dé un infarto, y ¿qué pasaría con los niños?, quedarían abandonados y luego me comerían”.
Continúa leyendo Cosmopolitan y libros de autoayuda pero esta vez sobre cómo ser una mejor mamá. Ahora le toca lidiar con la soledad en la era de Twitter y las demás redes sociales, pues reconoce que abrió su cuenta para distraerse cuando sus hijos se iban a dormir, consiguiendo únicamente sentirse más impopular que nunca. Además enfrenta el reto de aprender a coquetear en los sitios de citas on-line. “Bridget Jones tiene que ser soltera, porque en eso radica su encanto.
La estrategia de la autora fue hacerla crecer, así como ella misma y sus lectoras lo han hecho, para mostrarla en una etapa en la que han cambiado los rituales sexuales en gran medida debido a las nuevas tecnologías”, comentó a FUCSIA la periodista británica Christina Patterson, quien trabajó para The Independent. En ese mismo periódico nació, en una columna de opinión, este personaje cómico.
En 1995 a Helen Fielding le encomendaron la tarea de escribir acerca de su vida de soltera en Londres. Sin embargo, le pareció que contar sus intimidades podría resultar embarazoso y prefirió darle forma a una especie de álter ego exagerado y caricaturesco, que pasara por las situaciones más incómodas a las que personas de treinta y tantos suelen enfrentarse, sobre todo en su búsqueda de la pareja ideal.
La escritora ha reconocido la influencia que tuvo en ella la obra de Jane Austen, principalmente Pride and Prejudice, pues por esos días estaba en furor la adaptación televisiva de ese complicado romance, protagonizada por el actor Colin Firth. No es casualidad que años más tarde él interpretara en el cine a Mark Darcy.
Además, aderezó su historia con un grupo de amigos tan confundidos como Bridget, una mamá aburrida en su papel de ama de casa, un jefe mujeriego que la seduce y “varios matrimonios engreídos”. De esa manera cada mujer sentía estar habitando un poco ese mundo: “Estaba en mis 30 cuando empecé a escribir sobre ella, y en ese punto todas cargábamos con la idea de que terminaríamos siendo unas trágicas solteronas estériles que moriríamos solas y seríamos devoradas por los perros”, explicó alguna vez Fielding a pesar de sostener que su creación no es un retrato de ella misma.
“Si Bridget Jones se convirtió en una heroína popular fue por su estatus de mujer del común”, expresó a esta publicación la profesora de literatura inglesa Elizabeth Bridgham. “No es excepcionalmente bella, ni exitosa, ni muy inteligente. De hecho, comete una serie de errores graciosos. Pero tiene una fuerte voz narrativa, expresada a través de su diario, razón por la cual las lectoras sienten que la conocen íntimamente y se identifican con sus batallas. Las mujeres en la novelística han sido definidas por sus relaciones románticas y el matrimonio es a menudo, en el siglo XVIII y XIX, la meta principal de los personajes femeninos.Fielding continúa con esta tradición y también juega con sus convenciones, al dibujar a una protagonista con un enfoque moderno y obstáculos muy actuales para la consecución de amor y estabilidad”.
Para la literata Carolina Alonso, quien dicta el seminario “Discurso amoroso y erótico” en la Universidad Javeriana, Bridget Jones genera empatía por ser terrenal: “quiere ser mejor y tener una vida más grata, pero no sabe cómo y está buscando las respuestas. Eso sí, es un estereotipo de la narrativa amorosa en la medida en que cree que la solución a sus problemas vendrá de la presencia de un hombre en su vida. Aunque al final logra no solo encontrar a su príncipe, sino que descubre a la princesa que hay en ella..., con todas sus imperfecciones”. Porque precisamente le debe su éxito a sus fallas e inseguridades.
En el tercer libro está dispuesta a demostrar que se puede encontrar la satisfacción personal en medio de problemas intestinales y de discusiones sobre el botox, y que en la edad madura es posible ser una “mamá y mujer atractiva con posibilidades sensuales”, como lo consigna en su diario. Pese a este encomiable mensaje, Christina Patterson afirma en su reseña crítica que la nueva novela es una “traición a la marca. No se siente auténtica. No creo que una mujer real pregunte a alguien si la sigue en Twitter. Bridget parece menos madura en esta entrega. Lo más creíble son las situaciones con sus hijos”. Aun así, se vendieron 46.000 copias de la obra en su primer día en el mercado.
Desde sus inicios, Bridget Jones no ha estado libre de ataques. Sus primeros contradictores han sido los abanderados del feminismo, que ven en ella un arquetipo de la soltería “caracterizado por neurosis frívolas”, como manifestó tiempo atrás la escritora norteamericana Ginia Bellafante. Fielding se defiende argumentando que se trata de una sátira: “si no podemos tener un personaje cómico de este tipo, ni reírnos de nosotras sin experimentar un ataque de pánico por lo que se dice de las mujeres, es que no hemos llegado lejos con nuestra equidad”.
Algunos expertos apoyan a la autora sosteniendo que la heroína es más bien un producto del feminismo y que sus notas revelan las frustraciones modernas y la presión externa por ser mejor de lo que se es. “La avalancha de imágenes de perfección y las ideas acerca de cómo se supone que debes ser mujer han aumentado desde que empecé a escribir sobre las solteras. Los hijos y el sexo son dos cosas que no se pueden controlar.
Además de un excelente desempeño en el trabajo, se espera que suceda lo mismo con la crianza”, cuestiona Fielding, quien está separada y es madre de dos niños. Con cada uno de sus propósitos incumplidos, en el fondo Bridget Jones va en contra de ese ideal. “Ella se quiere a sí misma”, opinó la analista Nelly A. Marsh en un estudio sobre el tema, quien la describe como “una pecadora” que, pese a sus confesiones, “no tiene intenciones de reformarse”, sino de justificar y celebrar su propio ser. Quizá es por eso que muchas admiradoras se le acercan a Fielding para darle las gracias: “es como si buscaran absolución. Como si necesitaran que yo les dijera: ‘Dios te bendiga, hija mía. Eres normal’”.
Los sabios consejos de Bridget Jones
Las más recientes reglas del personaje a la hora de tener una cita incluyen:
• No enviar mensajes de texto borracha y no ser demasiado obvia: “pero sí hacer gestos sensuales como acariciar la copa de vino”.
• Durante la campaña publicitaria de lanzamiento, las lectoras enviaron sus propias normas: “no llevar al hombre a casa después de una primera salida”, “nunca darle una segunda oportunidad a alguien cuya idea de una buena primera cita sea ir a cine”, y “no usar zapatos incómodos”.
• Aun así, Bridget espanta a un prospecto de novio al confesarle que no ha tenido relaciones sexuales en casi cinco años, y a otro al preguntarle: “si tenemos sexo ¿prometes volver a llamarme?”.
• Sus nuevos propósitos son retomar los libros de la nueva era y de autoayuda, “empezar por el interior, no por el exterior, meditar y perder peso”. Agrega “ser parte de Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp, en lugar de sentirse vieja por estar fuera”.
• Se compromete a invertir solo una hora del día revisando el correo electrónico, a ir a pilates una vez por semana, al gimnasio tres veces y a yoga cuatro, y a no comer “más de tres BigMacs”.
Citas a los 50
“Las mujeres de mi edad todavía salen, tienen una vida sexual activa y lucen fantásticas”, cuenta la autora Helen Fielding a sus 55 años. En su tercera novela, Bridget Jones se atreve a tener un toy boy de 29 años que la ayuda en su nuevo despertar sexual, aunque ella teme que piensen que lo usa como estrategia “antiedad”.
Al respecto, la terapista Luisa Torres explica que nunca es tarde para verse bien ni para tener una relación. “No existen reglas al respecto. ¿Quién dice que no se puede seguir saliendo a los 60 y a los 50?, si te hace vibrar una persona más joven ¿por qué no vivir esa experiencia?”. Advierte que es importante preguntarse qué es lo que verdaderamente genera atracción: “por lo general alguien menor llena de vitalidad y pasión, es como un revolcón de energía.
Si van a funcionar como pareja dependerá de la madurez de los involucrados, cuando pase el efecto químico del enamoramiento pueden darse cuenta de que no les gusta el mundo del otro. La clave está en ser claros desde el principio, respecto a sus intenciones, si solo es una aventura o quieren continuar; que sepan asumir los retos como que su romance no sea bien visto, que estén en la misma página”.
“¿Son saludables este tipo de vínculos?” se cuestiona Tom Blake, el escritor y creador del sitio www.FindingLoveAfter50.com. “Está bien si no te la pasas borracho, o de fiesta y sin dormir. En ese caso, al menos morirás con una sonrisa en la cara”. Considera que volver a salir en la edad madura puede parecer desalentador, “porque tal vez no has estado con nadie distinto a tu esposo en 25 o 30 años, y no sabes a dónde ir o qué hacer. Para las mujeres es más complicado conocer candidatos y las cifras lo demuestran: a la edad de 60 hay dos solteras por cada soltero y la proporción va en aumento”.