Así como se hace pronóstico del clima, existen aplicaciones que ayudan a realizar diagnóstico de las relaciones de pareja para saber si el panorama romántico será soleado o lluvioso.
A las nuevas tecnologías se les suele achacar la culpa del rompimiento de noviazgos y matrimonios. La escena de dos enamorados juntos en la misma cama, pero separados por sus teléfonos móviles, se ha convertido en un símbolo que ilustra esta aparente realidad. Por si fuera poco, también se les responsabiliza de facilitar las infidelidades y de generar confusión, pues un inocente “like” puede desatar una crisis de celos. ¿En realidad merecen tan mala reputación en temas del corazón?
Recientemente Nathan Yau, un estadista californiano, se dio a la tarea de elaborar una gráfica interactiva para saber quiénes son más propensos a divorciarse. Así determinó que en general las mujeres llevan la delantera: “Mi única suposición es que los hombres tienen menos oportunidades de hacerlo. Sabemos que ellos tienden a casarse más tarde y a morir más temprano”, anotó en el sitio web Flowing Data. Pero si bien esta herramienta es útil para mostrar un panorama general de las rupturas, que superan el 45 %, no interviene para mejorarlo.
Precisamente ir un paso adelante es lo que pretende una serie de aplicaciones que buscan facilitar la vida en pareja. Si abundan las que sirven para llevar un registro de cuántas calorías se queman o del manejo de las finanzas, ¿por qué no hacer lo mismo con las relaciones?
Cuando el experto en medios y tecnología Michael Gabriel se separó de su esposa no dejaba de pensar en qué se había equivocado y qué habría podido hacer para impedir ese desenlace. Su análisis quedó registrado en un libro que recientemente convirtió en el app Relationship Barometer, que se basa en tácticas empresariales útiles en cuestiones románticas. Lo central es que cada usuario identifique lo que espera de una relación duradera y cómo puede satisfacer sus necesidades, una vez se supere el entusiasmo inicial. “El amor es ciego. Tú no tienes que serlo”, es su eslogan. Este servicio proporciona una lista de rasgos como “se comunica bien”, “me hace sentir importante”, “se queja mucho”, “es desordenado”, los cuales se deben clasificar en una categoría: “Tiene que tener”, “quisiera que tuviera”, “no puede tener”. De acuerdo con las anotaciones que se hagan, ayuda a elaborar un pronóstico del clima matrimonial, que va de soleado hasta amenaza de tornado. Lo importante es evitar el desastre natural.
Para el sicoterapeuta José Alonso Peña, el problema no son las tecnologías, sino sus clientes. “En una oportunidad tuve unos pacientes a los que les costaba comunicarse eficientemente cara a cara. No podían sentarse a generar acuerdos, pues su tono, su lenguaje corporal y sus múltiples interrupciones generaban bloqueos. Les sugerí que se escribieran correos electrónicos, como si estuvieran a distancia. Eso les dio un halo de romanticismo y les permitió hablar por turnos, de manera que evolucionaron como pareja”. Considera que las aplicaciones pueden ser un buen complemento de las estrategias si se usan de manera honesta para favorecer el autoconocimiento y el “crecimiento personal”.
El doctor John Gottman se hizo famoso por sus investigaciones en torno a la salud de las relaciones, cuando afirmó que le bastaba observar 15 minutos de interacción para vaticinar con el 90% de certeza cuáles serían duraderas. Explicó que el principal predictor de fracaso es el menosprecio del otro, aderezado con sarcasmo y gestos típicos como voltear los ojos. Para que las parejas detecten cuándo deben encender sus alarmas, el instituto que lleva su nombre ha diseñado varias aplicaciones, entre las que se encuentra Love Maps: a partir de 87 preguntas crea un plano completo que incluye la historia del noviazgo, las preocupaciones y preferencias de ambos y las situaciones que deben afrontar. Si lo que se busca es ponerle picante a la rutina, Affection and Lovemaking ofrece 71 sugerencias. Y para lograr una mayor conexión están I Feel, que presenta 234 estados emocionales a aquellos con dificultad a la hora de expresar los sentimientos, y Open Ended Questions, útil para los amantes que se hayan acostumbrado a limitar sus conversaciones a "¿qué hay de comer?" y "¿ya cambiaste al bebé?"
“Aunque no se deben excluir otras técnicas como la asesoría directa de profesionales, cualquier herramienta que consiga que las parejas se comuniquen tiene potenciales beneficios”, señala Robert Weiss, autor de Closer Together, Further Apart: The Effect of Technology and the Internet on Parenting, Work, and Relationships. La idea es avanzar en la compleja tarea de ser un mejor compañero de vida.