La próxima vez que te pongas los audífonos, sé consciente del volumen de la música. Los altos decibeles durante tiempos prolongados son una causa directa de uno de los males más comunes del siglo XXI: los tinnitus.
El “bájele a la música que se va a quedar sordo” que muchos padres les dicen a sus hijos, no son sólo ganas de molestar. Está científicamente comprobado que la exposición prolongada de los oídos a altos decibeles de volumen, está ligada al mal conocido como tinnitus o acúfenos, una condición que, según el otorrinolaringólogo y cirujano de cara Luis Felipe Mora, “provoca sensación permanente o intermitente de ruido en el oído, que se siente mucho más en ambientes calmados”.
Qué los causa
Según el doctor Mora, una de las causas más frecuentes de los tinnitus son los traumas acústicos, es decir, oír música a altos volúmenes por periodos cortos o prolongados. Los audífonos, esas pequeñas esponjas que introducimos en el canal de los oídos para abstraernos del mundo, pueden ser la causa principal de que se desarrolle este trastorno. Si los reproductores como los MP3 o los iPods vinieran con medidores de ruido, seguramente nos daríamos cuenta de que, en la mayoría de ocasiones, el volumen al que escuchamos las cosas supera los 80 decibeles que recomiendan como tope los expertos.
Esto no aplica únicamente a las personas que usan audífonos. Si bien es una exposición más directa, en algunas ocasiones puede ser menor a la que se recibe al lado de un parlante en una discoteca. También es usual que personas que trabajan en construcción o en ambientes con altos niveles de contaminación auditiva, como los ingenieros de sonido y los músicos, sufran de este trastorno. Otros factores que inciden son el síndrome de Ménière, los traumas craneoencefálicos, los tumores, los tapones de cera, las infecciones o la ruptura del tímpano.
Los síntomas
Una persona que padece de tinnitus seguramente escucha zumbidos, martilleos, pitos, o pulsaciones que vienen del interior de sus oídos. Lo que puede comenzar como un pitico al salir del bar, podría terminar en un caso crónico de acúfenos. En un comienzo, no es fácil de detectar, pues los sonidos se camuflan muy bien con el medio ambiente. Así, cuanto más ruido haya, menos va a oír los que vienen de su cabeza. Muchos pacientes, ignorando lo común de esta condición, llegan a donde sus médicos o sicólogos pensando que lo que oyen es producto de su imaginación. Una buena manera de identificarlos es en las noches, antes de acostarse, y cuando todo esté en silencio.
Hay varios niveles de tinnitus. Se pueden sufrir en uno o en los dos oídos, y de forma intermitente o permanente. En este último caso, el ruido es crónico y la persona tiene que lidiar con él en su día a día. A menos que el médico conozca la causa, como sería en el caso de un tapón de cera, un tumor o una infección, esta condición no tiene cura. Aunque no produce dolor o sordera (al contrario, la sordera dispara los tinnitus), sí produce una sensación de molestia aguda.
Cómo prevenirlos
El doctor Mora asegura que, si se tienen los cuidados y prevenciones necesarias, es un mal que se puede evitar. Para él, una de las mejores maneras de no ser un índice más de las estadísticas de pacientes con tinnitus, es aprender a ser consciente del volumen a su alrededor. “Si trabaja en un ambiente donde puede estar expuesto a ruidos altos, use la protección necesaria, y tome tiempos de descanso para dejar descansar al oído”, dice el doctor Mora. Si, por el contrario, es de los que le gusta pararse al lado del parlante cuando sale de fiesta o va a un concierto, evite hacerlo y menos con un vaso de trago en la mano, pues tomar alcohol en exceso libera una sustancia en la parte interna del oído que hace que las lesiones se presenten con más facilidad. ?Así, la próxima vez que alguien le diga que le baje al volumen, no lo tome como una ofensa, más bien agradézcale a quien se está preocupando por su salud.