2 inglesas en Bogotá a la caza de moda colombiana

Ana María Londoño, 24/4/2017

Kate Horne y Ella Windsor llegaron a nuestro país para conocer un nuevo aspecto de su belleza: la moda. FUCSIA las acompañó en un recorrido por las tiendas emblemáticas de algunos diseñadores colombianos y este fue el resultado.

Estas dos mujeres, muy, muy rubias, vinieron a Colombia en busca de historias.

Por un lado está Kate Horne, quien es realizadora y productora de documentales; lleva viniendo a nuestro país desde hace más de dos décadas, luego de que a los 15 años su niñera colombiana le regalara su primer libro de Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera. De hecho se volvió una experta ‘gabóloga‘ y realizó un documental, con el respaldo de Caracol Televisión, llamado Gabo: the magic of reality (Gabo: la magia de lo real), que fue el veneno que la picó para quedar enamorada de Colombia.

La evolución de la historia de nuestro país la ha hecho volver en numerosas ocasiones para seguir historias difíciles; una de ellas fue el secuestro de Ingrid Betancourt. Esta vez Kate quiere reajustar su foco y ha volcado su interés en nuestra cultura, colores, tejidos, bailes y folclor. Todos estos temas ahora le sirven para escribir contenidos que han sido publicados en diversas revistas en Inglaterra, como Suitcase, Vogue y Monocle.

Recientemente regresó y estuvo de paso en Bogotá. En esta ocasión, la aventura fue venir con su gran amiga Ella Windsor, una escritora inglesa independiente que trabaja como directora de artes y viajes para una plataforma en la que se promocionan marcas latinoamericanas desde Londres, Branding Latin America (www.brandinglatinamerica.com) y, además, está emparentada con la Casa Windsor (su padre es primo hermano de la reina Isabel II y eso la convierte en su sobrina en segundo grado).

DESCUBRIENDO LA MODA COLOMBIANA

Iniciamos nuestro recorrido a las 8 de la mañana. Después de que se maquillaran y se comieran un croissant en el carro, decidimos empezar donde María Luisa Ortiz y Diego Guarnizo; su taller es un pequeño paraíso donde cada prenda tiene su historia y en el que el ‘saber hacer francés‘ de los estudios de María Luisa se combina a la perfección con la experiencia de Diego en temas artesanales. Se midieron todo: sombreros, vestidos, collares... Como cada cosa tiene un cuento detrás, ellas miraban sorprendidas como pensando ¡qué cantidad de información!

Nuestra siguiente parada fue el almacén de Pepa Pombo; allí toda la familia nos esperaba. Parecía un reality: se probaban todo y oían historias; entraban y salían de los vestidores con pintas nuevas y grandes sonrisas. Era muy peculiar ver a la una, muy alta, y la otra, más bajita... mujeres de la vida real pero con colores y dimensiones muy diferentes a nosotras las latinas.

La última escala fue la tienda de Olga Piedrahita, un descanso para el ajetreo del día. Nos sumergimos en la poesía de Danielle Lafaurie, hija de la diseñadora, en los estampados de la firma, en sus colaboraciones con artistas… Y así cerramos la jornada.

Creo que la misión de que fueran descubriendo los encantos de la moda colombiana se cumplió con éxito. Estas dos maravillosas mujeres quedaron encantadas con lo que vieron y serán portadoras de noticias en las que mostrarán al mundo cómo Johanna Ortiz o Jorge Lizarazo, entre otros artistas, están ocupando lugares inesperados que nos llenan de orgullo. "La cultura, los colores y la creatividad de Colombia siempre me hacen querer regresar y, lo más importante, la gente", dijo Kate al final del viaje.



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