Johanna, en sus 14 años de trabajo consagrado se ha destacado por imprimir en sus prendas la feminidad festiva de las mujeres.
La diseñadora caleña es una de las embajadoras de moda colombiana que más adeptos tiene en el exterior. Sus prendas están en el armario de influyentes de la talla de Lauren Santo Domingo, Olivia Palermo y Leandra Medine. Johanna, en sus 14 años de trabajo consagrado se ha destacado por imprimir en sus prendas la feminidad festiva de las mujeres.
¿Qué le ha hecho diferenciarse entre otras diseñadoras colombianas?
Ser muy fiel a mi forma de ver y sentir el vestir y la moda. Inspirarme en abstracciones del paisaje, la arquitectura, incluso en la cultura. Y por último, sacar únicamente piezas que de alguna forma llegarían a hacer parte de mi clóset. Es decir, todo lo que hago me lo mido, a veces son prendas que no se adaptan a mi cuerpo o a mi edad, pero con las que me identifico plenamente.
¿Cómo ha sido su evolución en cuanto al diseño?
Yo empecé estudiando diseño textil en Bogotá, pero solo hice dos semestres. Después pasé a diseño de modas en el Art Institute, en Fort Lauderdale, e hice una especialización en moda en Parsons, Nueva York. Volví a Colombia y empecé mi marca con una línea de playa. Eso lo hice por tres años, luego diseñé ropa y esta fue evolucionando a Ready to wear.
La evolución ha llegado porque he perdido el miedo y he tratado de concentrarme en lo que me gusta y no en lo que hacen los demás, esa es la clave para poder encontrar un estilo y un sello propios. Hace unos años hallé un equilibrio entre lo femenino y lo elegante y discretamente sensual, que es lo que siempre imprimo en mis colecciones.
En su página web se alcanzan a contar 11 países en los que tienes presencia. ¿En qué momento empezó a expandir la marca? ¿Cuál fue el detonante para que esto sucediera?
Lauren Santo Domingo fue muy especial hace dos años cuando le mostré mi colección Nativa del Mundo que presenté en Colombiamoda 2014. Esta colección se empezó a vender en Moda Operandi, que es el portal de preventa de marcas de lujo. Estar en Moda Operandi ayudó que la marca fuera visible.
Además pudimos darle mucha visibilidad a la blusa Tulum Top, que usaron influyentes de moda, incluidas la misma Lauren Santo Domingo y Olivia Palermo y esto causó gran interés en la marca. Simultáneamente se empezó a vender nuestra ropa en el Oriente Medio y así fuimos ampliando nuestra producción y distribución. Actualmente estamos en almacenes como Bergdorf Goodman, Net a Porter, Moda Operandi, Harvey Nichols, Lane Crawford, entre otros y empezamos Otoño invierno con Harrods y Neiman Marcus.
¿Qué siente que es lo que más aprecia el consumidor extranjero de sus prendas?
La feminidad, la elegancia sutil y el easy festive vibe, es decir, la ropa que diseño, invita a una celebración, independientemente de si es una comida con amigas, una tarde bajo el sol; es una ropa alegre que se expresa por medio de volúmenes y trabajo textil especial, que impacte. Me gusta poner en cada prenda algo diferente, que no sea tan tradicional, características que no se hayan visto mucho en el mercado.
¿Qué necesita una diseñadora para trabajar en un mercado internacional, donde la competencia es tan grande?
Ser fiel a su ADN, no contaminarse mirando lo que están haciendo los demás diseñadores, si no concentrarse en el interior para que siempre las cosas salgan de manera espontánea y coherente con lo que identifica la marca.
¿Qué referentes tiene entre tus diseñadores artistas/favoritos?
Todos los impresionistas tenían un manejo de color y de textura que me fascina, Gauguin, Monet, por nombrar algunos. Así vea los cuadros mil veces nunca dejan de impactarme.
¿Cómo nació su más reciente colección, ‘The Western Librarian’ de dónde surgió esa exaltación del volumen? ¿Cuáles son las características que identifican la colección?
The Western Librarian es la celebración de la belleza clásica y elegante y el espíritu festivo de la mujer de Johanna Ortiz en contraposición a su carácter libre y aventurero. Estos contrastes se ven a través de boleros que crean volúmenes estructurados y bordados detallados. Colores fuertes como el musgo, el esmeralda, el rust y cerúleo. Estampados con delicados helechos y flores silvestres en terciopelos ricos, cueros estructurados y sedas vaporosas. Apariciones inesperadas del ‘New Western’ ponen en evidencia el espíritu libre de esta mujer que nutre su vida con cabalgatas espontáneas.
¿Cuánto estás produciendo actualmente?
Más o menos por colección hacemos entre 3.500 y 4.000 prendas, en total son tres colecciones, un estimado de 12.000 prendas al año. Aumentar la producción es lo más difícil porque tener la mano de obra de alta costura es complicado. Tengo en total tres talleres, uno en el que hago el 80 por ciento del trabajo y otros dos más pequeños. Cuento con un equipo de casi 150 personas. Si no tuviera hijos y esposo, pasaría las noches allá, pero por lo general salgo a las 5 de la tarde a la casa a hacer tareas, estar con mis hijos y mi esposo.