La semana del arte en Bogotá fue la excusa perfecta para resaltar el valor artístico de la moda en esta edición. Ana María Londoño, directora de FUCSIA, cuenta en manos de quién estuvo la tarea de convertir en una obra nuestra portada.
Miguel es colombiano, caleño, estudió artes plásticas en la Universidad de los Andes y, además de guapo, es encantador. Todo lo que toca lo convierte en oro: le fascina decorar, organizar espacios, poner la mesa, montar fiestas… es todo un esteta. Somos amigos desde hace años y compartimos una mirada parecida de las cosas y de la vida.
En 1999 le dije que FUCSIA necesitaba un productor y dicho y hecho, trabajó varios años con nosotros. Aunque no era ajeno a la moda, aquí dio sus primeros pasos y pude anticipar lo que le esperaba: París. Se fue para Francia donde descubrió su talento como comercial en las más prestigiosas casas de moda. Durante las fashion weeks era el encargado de presentar las colecciones en los equipos comerciales de Chloé, Saint Laurent y Givenchy.
Foto: Patricia Castellanos
El portafolio de clientes de estas marcas se construye con dedicación e inteligencia. Saber escucharlos, entender cómo están comprando y aconsejar bien es un arte, pues es el comercial quien tiene la colección en la cabeza y la adapta a los diferentes mercados, a partir del balance entre los gustos de los consumidores y lo llamativa que tiene que ser tanto en la tienda como en una vitrina, además de las cantidades y las tallas. Este buen manejo lo llevó a convertirse en el area manager de Europa del sur y Oriente Medio para Céline. Y coincidió con el nombramiento de la diseñadora Phoebe Philo como directora creativa, quien le quitó el lastre de aburrida a la marca y le dio un gran dinamismo gracias al éxito de sus carteras.
Durante estos años Miguel aprovechaba su tiempo libre para trabajar en su obra, hasta que decidió cambiar su estilo de vida y dejar la ciudad por el campo, porque en la naturaleza halló su alma… Esa soledad de encontrarse a sí mismo. Y es que el misticismo y la espiritualidad han sido la inspiración de su arte: escribir un diario es un ritual en el que reflexiona sobre su proceso. En un principio, su tema fueron animales dibujados en lápiz de grafito, sus cráneos, extremidades, sus estructuras internas.
Hoy está dedicado a una serie sobre figuras marinas. Los caracoles, los erizos, el mar, la arena… Sus formas, trazadas con sus colores Faber Castell, representan lo conocido y lo desconocido, y terminan siendo retratos íntimos.
Foto: Patricia Castellanos
Escoger la figura es todo un ritual, pues tiene que llegar el caracol perfecto a sus manos y experimentar un crush, una especie de amor a primera vista, pues lo acompañará por los próximos seis meses que durará pintándolo. Empieza por tomarle muchas fotos con su celular, con diferentes luces y ángulos: “La observación es un proceso tan importante como el dibujo”, me cuenta.
No es al azar lo que decide su modo de pintar, es un estudioso del dibujo. Cada milímetro está planeado en sus anotaciones, el sentido de los trazos, el orden en el que van los colores y la cantidad de capas para lograr la luz y la sombra. Su base es el lino, material poco usual para pintar con colores. Lo hace de pie y pareciera que tuviera implantado un escáner en sus ojos, pues memoriza cada rincón de la fotografía para reproducirla.
Además de esta serie marina, en la semana del arte de Bogotá trajo su obra de serpientes Royal Gala, a la que describe como un ritual de paso: la inició en 2009 y la finalizó en 2016, pues la tuvo en pausa durante su paso por Céline. Tal vez era un alto en el camino en su estructura interna, un salto del blanco y negro al color, una búsqueda de equilibrio entre lo masculino y femenino de su ser, pues para él la serpiente simboliza el lado izquierdo y el derecho del cerebro, ese diálogo –bipolar, si se quiere– que todos tenemos, pero pocos reconocemos.
La expuso en MACA, una galería en La Macarena, donde recreó su estudio de Normandía (norte de Francia), y allí lo fui a ver. Entonces no resistí las ganas de proponerle intervenir nuestra portada de este mes, ya que por primera vez estamos trabajando en una edición de arte y moda… Una oportunidad “Made in Heaven”.
Foto: Patricia Castellanos