La experta explicó para Fucsia la importancia del tejido maya en la identidad no solo de su país, sino también de Latinoamérica.
El tejido hace parte de una de las prácticas más ancestrales de América Latina gracias al trabajo de mujeres y algunos hombres, que luchan por mantener la tradición y pasarla a través de sus generaciones, así se siguen manteniendo algunas de las técnicas con el paso de los siglos.
Por ejemplo, en Guatemala existe un objeto llamado telar de cintura, el cual se une, por un lado a un árbol y por el otro extremo se amarra a la cintura de la tejedora, quien se apoya en sus propias rodillas para tejer. Sin embargo, no muchos conocen sobre este tipo de arte ni entienden cómo puede hacer parte de la identidad de un país desde una confección sostenible.
Para ello, está Violeta Gutiérrez. Una mujer de origen indígena, conocedora del tejido maya de Guatemala, que explica a sus 50 años lo que muchos no saben de este subestimado arte, el cual ha investigado desde hace casi 30 años: “Laboro para la conservación de los tejidos mayas de Guatemala y el estudio de su tradición textil”.
En medio de su comunidad muchos califican a Violeta como la mujer que más sabe de tejido maya en Guatemala. Aunque la experta es modesta y establece que hay muchas mujeres en la región que practican el tejido, lo cierto es que reconoce que se distingue por su conocimiento detrás de esta tradición:
“Conozco sobre el telar, he hecho mis lienzos y parte importante de lo que hago es eso, entender todo el conjunto que construye una tradición. La mayor parte de la población de Guatemala es indígena y muchas son tejedoras, sin embargo, no quiere decir que todas estudien de manera profunda el tejido. Yo me he dedicado a estudiar de manera profunda la técnica del tejido”.
Violeta fue asesora en el proyecto ‘Historias hechas a mano’ del diseñador colombiano Juan Pablo Socarrás junto a otras mujeres de su país: “Fue una experiencia enriquecedora (...) Se manejaron temas como el tiempo, la proporción y la innovación. Juan Pablo trabaja de la mano de las tejedoras y les permite inspirarse para que hagan su aporte (...) Lo más satisfactorio es ver cómo ellas disfrutaron este trabajo”.
Gracias al proyecto con Socarrás, Gutiérrez asegura que se innovó en el tejido ancestral a través de la paleta de colores y además en los tamaños de cada pieza. En medio de su conocimiento, Violeta comprende el trasfondo de telas, fibras, tintes, confección, medidas, pero también sobre la cultura histórica detrás de las prendas:
“Estudiamos la parte histórica, qué es representación, qué simbolismo puede tener, de qué época es, en qué momento se dejó de usar. También vamos a las comunidades y estudiamos cómo trabajan esta tradición (...) Mi enfoque es la parte técnica, histórica y tecnográfica de la tradición”.
La vasta pericia de esta tejedora se ha dado gracias a los años que lleva inculcando en sí misma el saber del tejido ancestral maya. Su primer acercamiento fue cuando apenas era una niña, en un colegio donde aceptaban únicamente a mujeres de las comunidades indígenas.
A diferencia de lo que muchos pueden creer, el tejido ancestral podría ser un camino hacia la conservación del medioambiente enviando un mensaje para la industria de la moda en la actualidad: “El tejido siempre ha estado en favor del medioambiente. Por ejemplo, las fibras que se usan son naturales, todas las herramientas de trabajo vienen de la naturaleza, por lo tanto ya viene en favor del medioambiente. No es de ahora, siempre ha estado vinculado así”.
Además, las técnicas de las tejedoras para construir los tejidos van de la mano con el suprarreciclaje, entendido como el super aprovechamiento de residuos para crear nuevos materiales. En la confección para el turismo, en el que se realizan individuales y manteles, por ejemplo, se recurre al algodón, fibras de maguey y reúso de plásticos.
Sin embargo, en un país donde la cultura de tejido ancestral e indígena son parte del día a día, muchos nacionales todavía no lo entienden como parte estructural de su cultura. Al respecto, Violeta advierte que en Guatemala aún hay mucha riqueza cultural y textil por estudiar y para ello se debe tener en cuenta que el tejido tiene antecedentes prehispánicos.
Es allí donde podemos empezar a entender al tejido en medio de tradición y de las mujeres que se han convertido en las guardianas de dicho arte: “Desde hace cientos de años las mujeres han sido las protagonistas de la conservación de este patrimonio y de la transmisión de los conocimientos de generación en generación y es parte de la identidad de Guatemala y de su tradición textil”.
A pesar de ello, la tradición se cruza con las nociones de la contemporaneidad en las que el concepto de patrimonio histórico se entiende a través de objetos como monumentos y estatuas. Allí, ¿cómo se le da paso al tejido?
Violeta Gutiérrez.Mucha gente no entiende el valor que tiene la tradición textil, piensan que está viva y que no va a desaparecer. Con el tiempo nos hemos dado cuenta que sí puede variar la técnica, los materiales (...), pero conservamos mucho la esencia de cómo se hace a través del telar de cintura; el simbolismo de cada elemento de cada traje que nos da información de su portadora o de jerarquías. Eso viene de la época prehispánica, había trajes de diario para la gente común y trajes ceremoniales de los gobernantes”
Y esta esencia es en la que Violeta busca hacer énfasis enunciando algunas de las particularidades del tejido maya en Guatemala que lo hacen único en medio de las tradiciones del continente: “Lo que hace diferente esta tradición textil de otras tradiciones es que cada uno de los elementos que la componen tiene un significado que representa una historia, una leyenda”.
“El tejido es un arte más que una artesanía y en Guatemala la tradición textil se ha heredado y es parte de la identidad de los guatemaltecos, en especial en las comunidades indígenas. Es particular por la forma en que se hace en el telar de cintura, de pie, de cinta, los diseños, el tamaño, las figuras o los símbolos”.
Por ejemplo, en algunas prendas resalta la figura de un chompipe (pavo) con la cabeza hacia atrás como si estuviera muerto y es una reliquia que entrega el novio a la familia de la novia el día de la boda: “Tiene un significado profundo porque esa reliquia lo tiene que compartir con los invitados y tiene que ver que no se desintegre el esqueleto porque sería de mala suerte”.
“Debemos apoyar la conservación de las técnicas ancestrales solo en el hecho de no pedirle a las tejedoras que cambien su técnica, sino que la mantengan (...) El proyecto con Juan Pablo (Socarrás) permitió darle empleo a las tejedoras y también pedirles que mantengan el uso de su tradición textil”, concluye Violeta.
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