Cine

“La violencia va más allá de un conflicto bilateral y está implícita en nuestro día a día”, Andrés Ramírez, director de ‘La jauría’

fucsia.co, 3/3/2023

El 2022 fue un gran año para el cine colombiano. Varias películas fueron galardonadas y ovacionadas por el público internacional, entre ellas, ‘La jauría’, cinta que fue merecedora del Gran Premio de la Semana de la Crítica del Festival de Cine de Cannes.

'La Jauria', de Andrés Ramírez Pulido | Foto: ©Valiente Gracia Alta Rocca Films

No cabe duda de que el cine colombiano ha dado cátedra de violencia desde hace muchos años. Desde Cóndores no entierran todos los días (1984), que muestra la génesis de la guerra bipartidista, hasta Los reyes del mundo (2022), que revela el drama de las víctimas del conflicto en la era de la restitución de tierras, el cine de nuestro país se ha encargado de reconstruir las diferentes partes de una historia dolorosa que suma más de medio siglo.

El conflicto no ha dado tregua y ha llegado a convertirse en un relato que permea todos los aspectos de nuestra vida, lo que se ha evidenciado en el trabajo artístico de varios directores, escritores y pintores. Quizá como un intento por comprender sus orígenes o lo que la ha complejizado con el paso del tiempo, muchas de las producciones nacionales han centrado la creación de sus guiones en la violencia, contando relatos íntimos de las familias de las víctimas, la visión de los victimarios, los días en la selva y una gran cantidad de historias en formatos de ficción y documental que han servido como bitácora del horror.

Sin embargo, de a pocos, el audiovisual se ha alejado de esa narrativa para proponer nuevos puntos de vista y nuevas formas de percibirnos y presentarnos al mundo. Es así como llega La jauría, una película que si bien habla de la violencia, no se refiere al conflicto ampliamente reconocido, señalado y juzgado por muchos, sino a una parte de esta a la que poco se le ha prestado atención y podríamos culpar de muchas de las desgracias que tenemos como nación: el abandono y el maltrato dentro del hogar.

La película se centra en el drama de Eliú, un joven que, en la búsqueda de matar a su padre, comete un homicidio del que no tiene muchos detalles y que quiere olvidar; por esto, es recluido en una cárcel en donde tiene que realizar trabajos forzados y una terapia experimental. Podríamos decir que la ira es la columna vertebral del argumento y lo que lleva al personaje principal hasta donde está, no obstante, más allá de enaltecer su sentimiento y narrarnos segundo a segundo lo que ocasiona su odio, que bien podría ser el origen de muchos eventos desafortunados, la película se encarga de hacer una redención del protagonista.

Al estar acostumbrados a un cine que ha hablado de la desgracia desde diferentes puntos y con desenlaces poco alentadores, es curioso encontrar un relato que no se enfoque enteramente en la tragedia. La película de Ramírez deja una mezcla extraña de desazón y esperanza que nos lleva a confiar en los nuevos comienzos y en que los relatos individuales pueden ser moldeados para salir del círculo de la violencia. Fucsia estuvo hablando con Andrés Ramírez, director de la película, sobre el rodaje, el premio que recibió en Cannes, su percepción sobre la violencia y las cintas colombianas que recomendaría.

Película La Jauría | Foto: Tomada de Twitter: @semainecannes

Entrevista con Andrés Ramírez, director de La jauría

Andrés Ramírez Pulido es un director de cine y productor bogotano que se graduó de la Escuela de Cine de la Universidad Nacional e hizo una Maestría en Escrituras Creativas en la misma universidad. Junto con su esposa, realizaron una productora llamada Valiente Gracia con la que desarrollaron y filmaron El edén, Damiana (cortometrajes) y La jauría (largometraje).

Fucsia: ¿Cómo nació la idea de La jauría?

Andrés Ramírez: Pues los dos cortos (El edén y Damiana) también tienen que ver sobre adolescentes en una zona rural de Ibagué, entonces fue una idea que se fue cocinando (para hacer La jauría). Como que los cortos tienen que ver mucho con el largo, pero independientemente de eso, creo que en un momento surgió la idea de combinar ciertas cosas que habían en los cortos, el lugar abandonado, la piscina, este lugar donde podría haber una cárcel extraña sin paredes y un lugar de reclusión para menores, un lugar donde llevaran a menores por alguna razón, por delitos o por tratamiento de algo (...) también nace porque conozco varios sitios de tratamiento de chicos adolescentes, sobre todo por su consumo de sustancias psicoactivas y allí trabajamos durante varios años (...) yo creo que La jauría nos llevo 5 o 6 años hacerla toda.

F.: ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con actores naturales?

A.R.: Es un tema que siempre me ha apasionado y yo siempre cuento que yo no llegué al cine por la cinefilia ni por ninguna cercanía al arte o al teatro, entonces cuando en la Escuela de Cine me pusieron a dirigir, lo único que yo tenía que hacer era ver a quién tenía cerca y yo tenía cerca a mi papá, a mis amigos del barrio, al niño del barrio entonces no sé, ha sido como muy orgánico siempre pensar historias o dirigir gente común y corriente (...) En los cortos logré probar algunas cosas que quería y que no quería (...) en el largo se cocinaron de mejor manera algunas intenciones que tenía. Para mí siempre era importante tener una actuación orgánica o una buena actuación en una película (...) el contacto para mí con el otro, el verle a los ojos, el dejar que la vida entre.

F.: ¿Qué cambió después de haber ganado el premio de la crítica en Cannes?

A.R.: Pues yo creo que en sí no ha cambiado nada, podría haber cambiado todo o nada, no lo sé (...) es un reconocimiento muy importante y lo tomamos con mucha gratitud, pero también consciente de que este año va a ser otra persona, el otro va a ser otra, algo que viene en tu vida, pero que no debe determinar quién eres o quién no eres (...) hay que aprovechar eso para seguir haciendo cine y lo que esperamos es que la misma película (...) nos permita hacer el siguiente proyecto y financiar el cine no es fácil (...). Espero que eso sea para poder seguir haciendo.

F.: ¿Qué crees que está haciendo bien el cine colombiano para tener tanto reconocimiento internacional?

A.R.:Hay muchas voces, vertientes y de muchas maneras, voces masculinas, femeninas, de muchos temas y eso creo que es lo bueno que le está pasando, que mucha gente pueda hacer cine, pueda expresarse (...) creo que un bloque de ese cine ha logrado un reconocimiento internacional, ese cine se ha conectado con esas curadurías europeas y eso le ha traído luz, le ha traído reconocimiento. Creo que estamos haciendo producciones un poco más elaboradas con unos guiones más firmes, con unas propuestas artísticas digamos más arriesgadas y eso es interesante y válido, pero tenemos la fortuna de estar dentro de ciertas temáticas y agendas políticas y culturales que hacen que el cine colombiano tenga más luz.

'La Jauria', de Andrés Ramírez Pulido | Foto: ©Valiente Gracia Alta Rocca Films

F.: ¿Por qué la figura del padre es tan importante en la película?

A.R.: Porque creo que es una de las semillas y de los temas más importantes para mí en la película o uno de los temas que me llevaron a hacer La jauría, es decir, ¿por qué nos marca tanto la figura del padre cuando somos niños y adolescentes?, es decir, ¿cuál es nuestro diseño? y a muchos se nos va la vida tratando de reconciliarnos o luchar contra esa imagen (...) creo que eso se encarna de diferente manera y en diferentes capas y de diferentes colores en todo el mundo, porque creo que así fuimos diseñados y estamos marcados por la figura del padre ya sea por el amor, el acompañamiento o por el abandono. Y quizás en la película es muy del padre, pero en la vida es de los progenitores, que son las personas que nos cuidan y nos marcan los primeros años de vida y a veces en la adolescencia no entendemos cómo relacionarnos con eso, lo rechazamos, en nuestra juventud tratamos de reconciliarnos (...). Tenemos un poco el viaje que tiene Álvaro, pero él tiene un viaje un poco más desafortunado, pero es una temática que me encanta a mí y creo que trasciende mis otras obras.

F.: ¿Crees que la firma del Acuerdo de paz trajo consigo un cambio en el paradigma de la violencia en el cine?

A.R.: Yo lo que creo es que el conflicto armado colombiano ocupaba un lugar muy predominante en la agenda política y social, porque nos había marcado muchísimo; pero creo que al firmar el tratado nos dimos cuenta de que la violencia es algo que muta, cambia o se transforma y que quizá las verdaderas raíces de la violencia son otras, son más profundas, son más generacionales, están más encarnadas de una u otra manera de ciertas falencias, de ciertos abandonos entonces creo que lo que hemos visto es que el tema de la violencia va más allá de un conflicto bilateral y está implícita en nuestro día a día y somos parte todos de ello, entonces ahí estamos tratando de encontrar el norte frente a eso (...) La jauría quiso hacer una película que no se centrara en un hecho histórico político concreto, sino que fuera una evocación a la violencia que tenemos en nuestra propia naturaleza humana, entonces no se trata de buenos y malos, sino que somos una mezcla de colores y de grises y de blancos como seres humanos y que nos ubicamos allí y transitamos heridas de una u otra manera (...)

F.: ¿Qué impacto crees que puede tener La jauría en el público?

A.R.: Todos tenemos una canción que nos ha marcado, ¿no?, que nos ha cambiado la vida o una película o un libro y bueno o malo, no nos conecta a todos, nos conecta de diferentes maneras y yo creo que una película como esta encuentra algunos corazones o algunos ojos que pueden encontrar algo allí (...) y pues qué lindo que lo encuentren, otros no lo van a hacer, creo que es obviamente más el azar del arte y el encuentro con esos corazones de que puedan encontrarse, como hay gente que sale de la sala y me dice: “pensé en mi papá toda la película” y sale quebrantada (...) pero no nos pasa a todos, yo quería hacer una película que me gustara a mí y que quizás hablara más de mí y creo que así se podría conectar con otro de otra manera (...) Espero que La jauría encuentre esos espacios donde esos corazones puedan conectarse con temas que hay personas que necesitan sanar.

F.: ¿Qué películas colombianas recomendarías?

A.R.: Así rápidamente recomendaría una película que se llama Porfirio de Alejandro Landes, es la primera película de él. Él fue el que hizo Monos, pero su primera película me conectó, me parece muy buena y, recientemente, podría decir que Alis. Alis es un muy buen documental que es un tema también que yo abordo de otra manera.

La película se estuvo proyectando en varias salas de cine del país desde octubre de 2022. Sin embargo, al estar nominada a los Premios Goya, volvió a algunas salas de Bogotá y Medellín en febrero de este año. Por el momento, la cinta no está disponible en las plataformas de cine, pero esperamos que pronto más personas puedan disfrutar de esta historia y, también, que cada vez haya mayor afluencia de espectadores en torno al cine nacional.

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