El joven cumplió uno de sus grandes sueños como aficionado al fútbol.
La granja del Borrego es de esos perfiles que enganchan por la creatividad y la inocencia de su creador. Un pequeño que hace videos mostrando lo increíble de vivir en el campo. Las responsabilidades que implica este vida y el amor que se puede sentir por la tierra es la esencia de los videos del pequeño.
En su contenido se refleja lo que siente por sus animales, su familia y su granja. Aunque está inmerso en la tecnología y en el mundo actual, su vida en la naturaleza es algo que difícilmente cambiaria. Además de esto, es un gran aficionado al fútbol y hace poco vivió una de las mejores experiencias que un hincha de este deporte puede vivir.
El Borrego viajó a España donde no solo compartió con algunos jugadores de La Liga, también conoció a su ídolo de toda la vida, el colombiano Radamel Falcao García. Además, asistió a uno de los primeros partidos de la temporada entre el Espanyol y el Rayo Vallecano.
Todo niño tiene grandes sueños y así sea un famoso influenciador con millones de seguidores también los tiene, y el Borrego, cuyo nombre real es Carlos Alberto Díaz Colmenares, no es la excepción. A sus 14 años un video le cumplió su gran deseo, conocer a su ídolo del fútbol.
“Todo empezó porque yo miro tendencias y vi que estaba en tendencias algo de fútbol. Entonces empecé a pensar en cómo mezclarlo con la granja. Saqué un balón todo dañado que tengo que habían dañado los perros y estaba con mi papá y le dije: ‘papi, cuántas dominadas con el pie hago y puedo traer más animales a la la granja. me dijo como 28, hice como 8 y me dijo no”, expresó entre risas.
El video del intento fallido de las 21 tuvo un alcance que él no se esperaba. Primero, una empresa le envió un balón nuevo para que pudiera jugar en su granja, pero definitivamente, la gran sorpresa fue cuando La Liga Santander, el Campeonato Nacional de Liga de Primera División en España, lo contactó para llevarlo a una experiencia.
“Estaba muy nervioso. A las dos tres semanas nos fuimos para España a vivir toda la experiencia con el Betis que nos encantó. La afición, los jugadores y super buena gente. Una experiencia inolvidable”. El pequeño influenciador conoció al plantel del equipo y los entrevistó o mejor dicho, los corchó, con preguntas de la vida en la granja.
Al principio pensó en hacer un blog de su visita, pero a último momento decidió hacer preguntas y compartir la cultura. “Si estoy en España, pero lo quiero mezclar con el contenido de granja pues les pregunto a los jugadores que viven acá sobre la granja. Les pregunté: ¿Cuántos litros de leche da una vaca?, ¿les pregunté cuánto tarda un plátano en crecer hasta poder cosecharlo?”.
Fue tal su conexión con los deportistas, que a Borja Iglesias, uno de los miembros del equipo, se le pegó el saludo de su marca personal “hola, granjeros”, “chao, granjeros”. Además de hablar un rato con ellos, puedo experimentar un intercambio de cultura que iba desde las expresiones coloquiales hasta las costumbres y aspectos que diferencian a cada país.
Este viaje le sirvió para ser un hincha del fútbol más consiente, aunque siempre le gustó verlo, ahora lo entiende de manera diferente. “Ahora veo el fútbol muy diferente porque yo sí veo los partidos, pero nunca había ido a una cancha. Me di cuenta de que el fútbol por más que uno lo vea en el televisor, ir a un partido es completamente diferente”.
Sin embargo, el mejor momento aún no había pasado. Después de estar en Sevilla, ciudad que lo marcó por su belleza y su cultura y a la que se iría sin pensarlo dos veces, Carlos Alberto llegó a Barcelona. Después de compartir con el equipo catalán el Espanyol, tuvo la mejor casualidad del mundo.
Tras el partido entre los equipos españoles, el Borrego tuvo la oportunidad de ver a su ídolo desde que tenia 5 años, el goleador colombiano Radamel Falcao García. “Se acabó el partido, todos se estaban yendo y se bañan y se van para su casa, sale Falcao y me dice que ya él había visto ese video. Entonces él me dijo ‘Ay yo te vi’ y yo ‘Dios mío, Falcao me conoce’”.
Pudimos hablar algunos minutos y le dije que yo siempre decía que me faltaba el tigre en la granja. “Estaba muy nervioso pero fue más la felicidad que tenía en ese momento de conocer al ídolo desde los 5 años. Sueño cumplido, ya ahí mismo le hice check”, aseveró.
Aunque es un gran aficionado por el deporte y está muy feliz con esta experiencia y con poder mezclar sus dos pasiones, no cambiaria su vida en el campo. “Me encanta el fútbol, soy aficionado, pero la vida que tengo ahora yo creo que no la puedo cambiar por nada”.