La falsa creencia que todo lo que encontramos allí nos pertenece.
No es un secreto que pasamos gran parte de nuestro día en Internet, que vivimos expuestos a imágenes, canciones e información, mucha información. Todos de alguna forma tenemos una presencia digital, de pronto la de algunos es más notoria que la de otros, pero al final, por el simple hecho de crear una cuenta de correo electrónico, tener alguna red social, así sea solo para mirar o abrir Google para buscar una noticia o una palabra que nos llamó la atención, ya con eso estamos siendo consumidores digitales.
Hasta ahí, todo en orden, pero desafortunadamente con lo democrático que resulta el Internet también surge la falsa creencia de que todo lo que encontramos allí nos pertenece, que si alguien lo publicó y lo subió al ciberespacio es porque lo está poniendo a disposición de los demás. Lamento informarles que no es así. Si alguien decide exponer sus fotos digitales, sus videos, sus obras artísticas, sus textos o sus canciones en Internet, lo hace porque puede hacerlo, pero esto no es una invitación automática a que usen sus obras y su trabajo sin autorización.
Así como no entramos a una tienda departamental y nos llevamos las cosas que nos gustan sin pagar por ellas y diciendo que lo hacemos porque nos gustó mucho y admiramos a su creador, no podemos entrar a la web o a las redes y apropiarnos de contenido porque nos pareció bonito o interesante. Por mas que nos guste no podemos tomarlo sin permiso y más aún si lo queremos usar para un emprendimiento o le queremos dar un uso comercial o publicitario. ¿Y cómo se si voy a hacer un uso comercial? Si de alguna forma se van a lucrar o a obtener algún beneficio económico, eso es un uso comercial. Por ejemplo, esa camiseta con la foto estampada que sacaste de Pinterest o ese textil con la ilustración que sacaste de alguna cuenta de Instagram, si quisieras ponerla a la venta, eso se convierte en un uso comercial de obras artísticas de otros.
Detrás de esa ilustración que tanto nos llamó la atención o de esa fotografía que nos cautivó, hay un tema legal, ya que la mayoría de ellas tienen derechos de autor y aunque existen plataformas como los bancos de imágenes o ciertas páginas que permiten hacer descargas, si se fijan, son licencias que el mismo autor o creador está dando. Entonces, al final, si no existen estas licencias de uso de por medio, no ha pasado el tiempo que la ley nos señala, que son aproximadamente 80 años después de que muera el autor, o no hay alguna de las excepciones donde la misma norma me permite hacer uso de estas obras, no podemos hablar de dominio público o de un uso permitido de lo que encontramos en Internet.
Así que esta es una invitación a que revisen cuál es su fuente, a que piensen en que si no quieren que se apropien de su trabajo, no hagan lo mismo con el de otros, no olviden dar créditos y reconocer que ese trabajo creativo tiene horas de esfuerzo y es el reflejo del talento artístico de alguien más.
Soy abogada de la Pontificia Universidad Javeriana, especialista en derecho comercial y en propiedad intelectual, con un Master en Marketing y Comunicación de Moda y en Fashion Law. Fui reconocida como la abogada más influyente de Colombia por el Fashion Law Institute de Estambul en 2019. Actualmente soy consultora legal de marcas de moda colombianas y latinoamericanas, de influencers y emprendedores. Soy docente, speaker y creadora de contenido digital.
*Las opiniones dadas por María Juliana Marín no representan la opinión de la revista Fucsia.