Primera entrega de “Lo que hablamos entre mujeres” de la columnista invitada Ánkar Brito.
Hice una encuesta en mi historia de Instagram sobre el nivel de felicidad en temas de sexo y el 98 % de mis seguidoras respondió que se siente decepcionada.
Siempre, siempre, siempre que me reúno con mis mejores amigas, bien sean las del colegio o las de la universidad, o las de mi círculo social en Bogotá, terminamos hablando de sexo.
Todo inicia con un: “viste el nuevo vibrador que sacaron”, o “me llegó el Satisfyer Pro 4 Couples, el nuevo vibrador, succionador y estimulador del Punto G para usar en pareja”.
Y lo siguiente es hablar sobre la película o libro erótico del momento, que nos hace fantasear con tener en nuestras vidas a un Alejandro Speitzer, el de Oscuro deseo, que nos haga gritar de placer, que nos complazca o que sepa qué nos gusta a la hora de tener sexo. Algo tan simple como eso, que se tomen el trabajo de entendernos, así como nosotras vamos descubriendo que les gusta más hacerlo en cuatro, o son felices con un buen sexo oral.
Pero no, la realidad es otra: la mayoría de los hombres colombianos, y aunque no puedo generalizar, porque no he salido con todos y mis amigas tampoco, no se preocupan por el placer femenino; de esta forma, lo que sí puedo decir es que mis amigas y yo, con nuestros treinta y pico de años, llevamos más de 15 años de vida sexual activa y pocas veces nos hemos sentido satisfechas con nuestras parejas. ¿Por qué? Porque, al parecer, muchos heterosexuales tienen la creencia de que tener sexo es solo introducir su miembro en nuestra vulva, lograr ellos el orgasmo y ya.
Y ahora que somos y vivimos con el lema de mujeres empoderadas, nos atrevemos más a hablar de estos temas. Pero eso no era así a mis 20 años; a esa edad, creo que todas pensábamos que la otra era virgen. En cambio, ahora tenemos la madurez para confesar sin pena que llevamos mucho tiempo deseando tener una vida sexual más plena de la que tenemos en realidad.
¿Y por qué no lo hablamos abiertamente? En muchos casos, por una concepción machista de nuestro entorno social, porque los hombres ni nos preguntan cómo nos gusta hacerlo, en qué posición queremos o si preferimos el sexo oral o las caricias. Y por eso, el escape es hablar estos temas entre mujeres. Por ejemplo, yo duré muchos años en una relación en la que casi nunca tenía sexo, porque mi pareja no quería, no me deseaba y no me sentía segura para discutir sobre esto. Fue solo hasta que terminé mi noviazgo y salí con otro hombre que volví a sentirme deseada y, sobre todo, satisfecha sexualmente. A partir de ahí decidí que nunca más me quedaría al lado de alguien si este tema no funcionaba. Y ojo, no tiene que ver con amor, ese es un tema diferente al placer y la pasión.
Por prejuicios hemos dejado de experimentar, de vivir, de disfrutar y nos conformamos con lo que nos tocó, lo que tenemos en casa y no. Que nos quede claro a todas: debemos tener sexo de calidad, debemos hablar del tema abiertamente y no ser juzgadas, debemos hacer lo que queremos, porque no sabemos si cuando muramos y vayamos al cielo habrá más sexo.
Me apasiona contar historias que causan impacto en el público y eso me ha destacado como periodista en estos 15 años de carrera en los que he explorado los diferentes formatos de los medios al trabajar en Noticias RCN, Diario El Heraldo, Terra.com, Lo sé todo, y en la revista TVyNovelas, que fue mi casa por seis años. En 2010, obtuvimos el premio de periodismo Semana Petrobras- Serie por El retorno (2010).
Después de la pandemia, comprendí que la vida es muy corta para sentirme atada, renuncié al medio en el que trabajaba e incursioné como relacionista pública de marcas y personalidades, sin dejar de escribir.
* Las opiniones dadas por Ánkar Brito no representan la opinión de la revista Fucsia.