Toda una industria se ha creado a partir de este concepto, cada marca ha interpretado con productos y servicios y nos hacen ver entre líneas la esencia del lujo. Sin embargo, ¿qué significa realmente el lujo?
Empecemos por el inicio. Entré a desmitificar el lujo en el momento que logré identificar que había ciertos elementos alrededor del lujo, que ante mis ojos no parecían ser intrínsecos del concepto. No me terminaba de convencer de que el lujo generaba un ego exaltado, soberbia, esnobismo y al mismo tiempo significara alta calidad, herencia, saber y hacer.
Me especialicé en bienes y servicios de lujo en Mónaco hace aproximadamente 10 años y a pesar de que mi escuela fuera alrededor del lujo francés y los lineamientos generales de lo que es el lujo europeo, siempre sentí que el lujo con raíces latinoamericanas era distinto, porque no todo encajaba a la perfección cuando cambiamos de cultura. Así que empecé a cuestionar esos fundamentos del lujo tradicional y a identificar, en medio de nuestra idiosincrasia, lo que podrían ser esos pilares del lujo latinoamericano.
Así empecé a responder esa pregunta: ¿qué significa realmente el lujo? Y me di cuenta de que la pregunta correcta era, ¿qué significa lujo desde nuestra creación latinoamericana? En este camino me di cuenta de que el concepto de lujo debe ser analizado desde todos los ángulos posibles, como lo es el aspecto psicosocial que genera el lujo, el aspecto de la responsabilidad y la ética, el aspecto histórico, el aspecto filosófico y antropológico; es más, hasta terminé estudiando sobre las hormonas de la felicidad cuando consumimos lujo.
En esta primera columna de opinión les propongo acercarnos al concepto de lujo, siendo imparciales, neutrales y entendiendo que el lujo significa algo distinto para cada individuo, inclusive el lujo puede significar diferentes cosas para un mismo individuo durante toda su vida.
Entonces empecemos con el ejercicio, ¿qué no es lujo? Limpiando el concepto, podríamos seccionar a un lado asociaciones como la arrogancia, la ostentación, la opulencia, lo superfluo y, por otro lado, agrupar términos como excelencia, alta calidad, único, el origen y exclusivo. Si revisamos el origen de estas palabras, nos damos cuenta de que el primer grupo pertenece a elementos que le otorgamos como sociedad, son comportamientos del individuo en la sociedad y en su búsqueda de validación.
Mientras que el segundo grupo son características intrínsecas del concepto en sí. Esta es la parte que me apasiona, donde aprendemos a valorar los detalles, los secretos y las historias que hacen de los artículos o servicios de lujo experiencias profundas y únicas.
Es aquí donde nos volvemos consumidores con un criterio sólido alrededor del lujo, y podemos tomar decisiones que evidencian el discernimiento y nuestra capacidad de identificar el lujo real.
Soy coach en lujo latinoamericano, directora de la Consultora Aureum Coaching en alta gama latinoamericana y autora del libro Pilares del lujo latinoamericano.
He tenido el placer de colaborar con diversas marcas en el diseño de estrategias y capacitaciones internas para revitalizar, alinear y complementar a los equipos de trabajo internos para transmitir coherencia en el servicio, comunicación y dirección de una marca de alta gama.
* Las opiniones dadas por Lina Bustillo no representan la opinión de la revista Fucsia.