Salir del clóset puede afectar gravemente las carreras de los deportistas, por tal motivo, son pocos los que toman la decisión de hablar de ello públicamente. Fucsia conversó con Vittorio Rosi, el primer rugbier argentino de alto nivel en declarar abiertamente su homosexualidad en ese país sobre cómo fue su experiencia, qué tipo de señalamiento recibió, cómo ve el panorama de la inclusión LGBTIQ+ en la actualidad, entre otras cosas.
El mundo del deporte es uno de los más discriminatorios de la comunidad LGBTIQ+. Hace unos años si un deportista decidía salir del clóset públicamente era casi que sepultar su carrera, pues los prejuicios estaban fuertemente establecidos: “para jugar a este deporte (llámese fútbol, básquetbol, boxeo, y demás) hay que ser hombre, hay que ser fuerte”, porque por alguna razón la gente asocia la orientación sexual con la fortaleza y el rendimiento dentro del campo.
“El deporte es y siempre fue un ámbito donde el hombre macho fuerte y viril era sinónimo de buen jugador, de poder, de profesionalismo, etc. Creo que la caracterización de que los gays somos más femeninos, que llevamos el rol de la mujer en las relaciones, etc, hace que el machismo patriarcal nos ponga en una situación de inferioridad. Entonces ser gay estaba directamente relacionado con debilidad”, dijo el exjugador de rugby, Vittorio Rosti, a Fucsia.
Rosti o Vito, como le gusta que le digan, se convirtió en el primer jugador de rugby argentino de alto nivel en hablar sobre su homosexualidad públicamente. Contarle que era gay a su familia y amigos no fue sencillo, pues siempre está el temor de cómo pueden reaccionar. Sin embargo, lo más complicado fue decirlo abiertamente porque este deporte es uno de los más machistas y es que está lleno de estereotipos.
“Poder hacerlo abiertamente (hablar sobre su orientación sexual) fue algo que vino mucho después, como dos o tres años más tarde. Aun así fue algo que me costó, porque en el club había gente grande, del palo del rugby de hace muchos años y no sabía si llegaría algún día a ser algo entendible para ellos. Es al día de hoy que todavía si me los cruzara se que me costaría hablar del tema”, aseguró.
El miedo se apoderó de Vito. Por su cabeza pasaba que le iban a hacer comentarios desagradables, que no lo iban a aceptar, que no lo iban a respetar. No obstante, se llevó una grata sorpresa cuando vio que la mayoría lo seguía tratando igual que antes. Añadió que: " Mis compañeros me respetaron de la misma forma que me pasaba antes, sin hacer ninguna distinción. Lo mismo los rivales. No recibí ningún comentario ni insultos ni nada por el estilo, afortunadamente”.
Aunque sí ha recibido algunos comentarios no tan placenteros a través de sus redes sociales, pero prefiere no prestarles mayor atención y quedarse con los positivos.
El exjugador de rugby resalta que en el mundo del deporte existe una evidente —y patética— masculinidad frágil. Pone de ejemplo que cuando un gay mira a un hetero lo pone en una situación incómoda, y en sus palabras lo describe como una “boludez”.
Aunque la discriminación contra la comunidad LGBTIQ+ en el deporte sigue existiendo, Vito resalta que en los últimos años se ha avanzado muchísimo, y es que basta con ver que cada vez más deportistas se animan a hablar sobre su orientación sexual públicamente, pero todavía no es suficiente, todavía esta decisión puede tener represalias sobre sus carreras.
“Hay un camino larguísimo. Las personas gays tenemos un camino un poco más fácil hoy, pero la batalla principal se da para las personas trans, principalmente para las mujeres trans. Todavía no las dejan competir en muchos espacios. Hay un largo trecho en ese sentido”, destaca el argentino.
Vito dejó su carrera como rugbier en el 2016, cuando tenía 20 años, a pesar de que era un joven talento de este deporte. Lo hizo principalmente por dos motivos, el primero, para acabar su carrera universitaria, ingeniería química, y para estar más tranquilo mentalmente. “Yo dejé de jugar para sentir una seguridad propia, para vivir mi sexualidad tranquilo”, le dijo en una entrevista al diario Tiempo Argentino.
A pesar de estar alejado de las canchas, Rosti sigue luchando por la visibilización de la comunidad LGBTIQ+ en el deporte. De hecho, se ha convertido en un referente para algunos jugadores de rugby que tienen miedo a hablar sobre su orientación por las consecuencias que pueden afrontar.
Asimismo, afirma que la respuesta para erradicar la discriminación en este ambiente es “la educación, visibilizacion, hablar de las cosas, que dejen de ser tabú. Llevar diversidades a todas las casas, a todos los clubes, y que se vea que esas diversidades no hacen más que enriquecernos como personas y como deportistas. Que un gay esté en tu equipo no lo hace más débil. Su capacidad deportiva no está sujeta a su orientación sexual”.