Ella es una de las pocas personas en el mundo capaces de distinguir más de 1000 aromas. Su historia de vida está llena de magia, trabajo y perseverancia.
Desde muy pequeña, Verónica Kato descubrió que quería ser perfumista. Hija de migrantes japoneses y criada en Brasil, esta mujer creció rodeada de mucha naturaleza. “Mi abuela plantaba muchas flores y mi abuelo cosechaba frutas y café. Por eso todo este tema se convirtió en una pasión”, le contó a Fucsia.
Esta parte de su vida se unió curiosamente con un pasatiempo que la hacía muy feliz: leer mangas. “Mientras en la escuela aprendía portugués, en la casa me dedicaba al japonés y lo hacía leyendo este tipo de historias. Recuerdo, por ejemplo, a una niña que hacía magia y pociones, y con eso lograba que la gente fuera feliz. Y yo quería eso: hacer pociones para que los otros fueran felices. Creo que eso también me llevó al mundo de la perfumería. Y es que cada vez que trabajo en una fragancia siento que estoy haciendo magia. Es lograr que la personalidad de una persona se vea reflejada allí”.
En la actualidad, Verónica es una de las perfumistas más reconocidas y trabaja para Natura. Y lo que muchos no saben es que ella es de las menos de 500 personas en el mundo capaces de distinguir más de 1000 aromas.
Por supuesto, esto no lo logró de la noche de la mañana y para eso tuvo que estudiar. Verónica nos contó cómo logró convertirse en una profesional en esta industria:
“Terminé mis estudios en farmacia y bioquímica y empecé a trabajar como asistente de perfumista. Pero también existen escuelas de perfumería, aunque son pocas las que hay en el mundo. Allá aprendes a oler y memorizar los ingredientes. Pueden haber más de mil ingredientes y empiezas memorizando 50, 100, 300, etc. Y la idea es que los domines todos. Aprendes también sobre estructuras: cómo hacer un perfume floral, uno que sea amaderado, dulce, especiado y, finalmente, empiezas a experimentar creando tus primeras fragancias. Y claro, también perfumas productos de limpieza, cremas, aquellos que son de uso personal y demás”.
A Verónica le costó más de diez años convertirse en perfumista y no la tuvo fácil. Y es que, aunque la industria ahora es mucho más abierta a las mujeres, lo cierto es que hace unas décadas era liderado en su mayoría por hombres.
“Cuando empecé hace 30 años la mayoría de personas que trabajaban en la industria eran hombres y habían poquísimas mujeres. La perfumería era una profesión masculina de herencia. Los padres pasaban las fórmulas a los hijos y eran ellos quienes iban a las primeras escuelas que habían. Recuerdo que estudié solamente con una chica de India y otra de México. Por fortuna, ahora son cada vez más las mujeres que entran a este mercado y que pueden escalar y llegar a las posiciones más altas”.
Justamente, la inspiran esas mujeres que perseveran y trabajan duro. “Yo vivo en Brasil y allí hay comunidades de personas de diferentes países. Por eso, me inspiran esas mujeres que llegaron como migrantes y tuvieron que vivir en una sociedad machista. Pero ellas con sus voces consiguieron salir de las casas y no ser simplemente mamás. Lucharon para que las nuevas generaciones pudieran ser profesionales y trabajar en diferentes mercados. Mi inspiración son esas mujeres guerreras y trabajadoras que luchan por esta transformación, por esta igualdad”.
De acuerdo con Verónica, un perfume puede demorar varios años en estar listo. “Trabajamos años y años en diferentes estructuras. Hacemos centenas de testeos para llegar a la fragancia”.
Y, por supuesto, esta perfumista tiene sus materias primas favoritas para trabajar. “Me gustan mucho los cítricos, las flores. Aunque en el último tiempo me he vuelto muy amiga del dulce de leche. Y es que las fragancias basadas en este son las preferidas dentro del mercado latino en países como Colombia, Brasil y México”.
Esta mujer cada día está más enamorada de su profesión y sus palabras son una demostración de eso: “No hay nada más exquisito que tomar una planta, una flor, una fruta, olerla, sentir su textura y convertirla en materia prima para la creación de un perfume. Mezclamos hojas, frutas, maderas, cenizas, raíces y el resultado es esa poción mágica, porque cuando te lo aplicas se queda alrededor tuyo como un aura. No se puede ver, ni tocar, pero se siente y comunica. Para mí esa es la magia de la perfumería”.
Y claro, tiene un mensaje para aquellas y aquellos que quieren seguir este camino: “Nunca dejen de soñar y trabajar por sus sueños. La perfumería es un 1 % de inspiración, de creación y 99 % de esfuerzo, trabajo duro y perseverancia. Jamás desistas”.