"1 de cada 4 colombianas es víctima de violencia de género"

La violencia de género persiste como una epidemia en Colombia a la luz de los datos que manejan diferentes instituciones a nivel nacional. “Preocupante”. Así define esta situación Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en Colombia. Según los datos que manejan desde el organismo internacional, existen al menos 50.314 casos de mujeres víctimas de diversos tipos de violencia física en la vía públicay al menos 17.512 mujeres agredidas sexualmente en el país. Hablamos con la delegada de Naciones Unidas sobre esta realidad. 

Es fundamental hacer una conmemoración para visibilizar que el tema de la violencia sigue siendo un problema en la sociedad y, en el caso colombiano un problema muy preocupante. Una de cada cuatro mujeres colombianas manifiesta haber sido víctimas de alguna forma de violencia en el transcurso de sus vidas. Si la tendencia sigue así, una de cada cuatro niñas que hoy nace va a ser violentada.  Hay que visibilizar que el problema existe, y hacer un llamado a la sociedad para terminar con esta forma de violación de los derechos humanos tan fundamental. 

A veces los números no hablan de lo que hay detrás de ellos. En pocas ocasiones se analizan los impactos adicionales de esta forma de violencia. Hay un impacto sicológico muy importante en las mujeres que son víctimas, a las cuales, en ocasiones les lleva toda una vida recuperarse o no lo consiguen. Tiene un impacto en la salud, más exactamente en los sistemas públicos de salud. También en la educación de los niños y en todo el bienestar familiar de las víctimas. A nivel de comunidad, en términos de la transmisión de valores, de tolerancia hacia la violencia. En Colombia es necesario reconocer los derechos de las mujeres víctimas de este tipo de violencia y resarcirlas. 

Creo que cada vez más la legislación colombiana ha hecho enormes avances para reconocer, prevenir y sancionar esta problemática tan grave. Pero donde vemos que hay que trabajar es justo en la tolerancia hacia el fenómeno. Es decir, asumir que todavía hay muchas partes de la sociedad que consideran que es un fenómeno natural, y no solo no lo es, sino que es una señal de una falta de un gobierno, sociedad, democráticos y pacíficos. 

El Estado colombiano cuenta con una normativa muy avanzada en términos de prevención y sanción de la violencia, como la ley 1257 que compromete a todos los ministerios y sectores del gobierno para prevenir, sancionar y erradicar este tipo de violencia contra las mujeres, o la ley 1719, que reconoce la violencia sexual en el marco del conflicto armado. Normativamente se ha avanzado mucho. Pero, a día de hoy y dadas las cifras que prevalecen, es necesario una mayor implementación de todos estos marcos normativos; de acelerar la respuesta en términos de prevención y que todas estas leyes tengan un presupuesto muy detallado y suficientemente amplio para que las instituciones puedan responder a esta realidad. El problema es de aplicación, no teórico. 

Son varios factores. Uno es el cultural, en el cual todavía, a pesar de que existan las leyes, encontramos que muchos funcionarios públicos no tienen la formación o la sensibilidad para responder a esta problemática. Se ve muy a menudo en el sector de la justicia; fiscales o operadores judiciales no tienen suficiente entendimiento de la problemática. También está el problema de los presupuestos públicos destinados a la implementación de estas leyes: no son suficientes o son desagregados entre distintas instituciones públicas que en ocasione no tienen la capacidad de implementar la visión de género. En tercer lugar está la articulación interinstitucional: la prevención de la violencia y la atención a las victimas requiere de una respuesta integral por parte de todos los sectores del gobierno (salud, educación, justicia, etc) y en Colombia todavía se debe avanzar en una respuesta más integrada. 

Supone, en primer lugar, implementar medidas que garanticen que las mujeres sean conscientes de los derechos que tienen a una vida libre de violencia, es decir, el acceso por parte de las mujeres del conocimiento sobre sus derechos. En segundo lugar, posicionamiento firme por parte del Estado de que hay tolerancia cero hacia la violencia  y de cuáles son las consecuencias de las acciones de violencia para los perpetradores. En tercer lugar, el trabajo a nivel de denuncia por parte de los medios de comunicación y de la sociedad en general. 

Agrava la vulneración de los derechos de las mujeres. Distintos actores armados utilizan a las mujeres, abusan de ellas o vulneran sus derechos de distintas formas. La más común y visible es la violencia sexual, con cifras muy preocupantes. La Corte Constitucional de Colombia determina que, en muchas ocasiones, la violencia sexual es utilizada como un arma de guerra. Pero además, existen otras formas de vulneración de derechos económicos, sociales y culturales en este contexto. El impacto del conflicto armado en la vida de las mujeres es sumamente alto, por lo que esperamos que la solución a este conflicto ponga en el centro los derechos de las mujeres.