Para esta empresaria, el amor, la empatía y el discurso asertivo son algunas de las claves para poder ayudar en un país en el que las problemáticas sociales cada vez son más invisibilizadas.
Catalina Escobar es una figura importante a nivel nacional. Estudió en Colombia, Estados Unidos y se ganó una beca en Japón. Luego, se quitó de encima los títulos y ‘el apellido’, para transformar por completo su vida con el objetivo de ayudar a mujeres y niños del país.
Después de que su hijo de tan solo año y medio muriera por un accidente doméstico a comienzos de los 2000, esta mujer se dio cuenta de la “miseria humana colombiana” latente en todo el territorio nacional y quiso emprender y transformar desde el amor.
Ese cambio lo logró a través de la Fundación Juanfe, cuyo nombre rinde homenaje a su pequeño, quien se fue a muy corta edad, pero la impulsó para hacer realidad una pasión: servir.
En un comienzo, su fundación tenía como objetivo principal reducir la mortalidad infantil de Cartagena, que en los primeros siete años de operación bajó este índice en un 81 % sin ninguna política pública, salvaron 4900 niños, sacaron de la desnutrición crónica severa a 22 mil niños menores de 2 años y atendieron en general a más de 204 mil pacientes.
Más adelante, durante todo ese hermoso trabajo, Catalina se percató de que además de ayudar a esos pequeños, las madres adolescentes también necesitaban de ella.
“A través de la experiencia nos dimos cuenta de que el embarazo adolescente es el mayor perpetuador de pobreza. Cuando una niña es pobre y queda embarazada, deja de estudiar y eso deteriora el crecimiento social de un país. Por eso, comenzamos a trabajar el modelo 360°”, explicó en entrevista con Fucsia.
Escobar asegura que se dio cuenta de la “podredumbre” que hay detrás de todas esas situaciones, pero que con su ética, su pasión y el altruismo que la caracteriza, le demostró al país que sí se puede ayudar, teniendo las capacidades necesarias y, sobre todo, un gran equipo de trabajo.
Su parte favorita de todo lo que hace es ponerse “chanclas, choro y mochila” para ir a entregarle a las personas su vida y, por ello, asegura que su fundación es tan exitosa, porque, lejos de llegar con un vestido elegante, con tacones y llena de pretensiones, ella se hace igual a los demás desde la sencillez.
A través de su libro Más allá: la impactante historia de una mujer que desafió lo imposible, cuenta la relación tan estrecha que tiene con esas madres adolescentes:
“Ellas y yo somos idénticas porque hemos vivido las mismas cosas, yo sufrí de agresión muy fuerte por parte de mi madre, ella fue mi agresora, no tuve abuso sexual como muchas de ellas, pero tuve una adolescencia muy sola, muy dura. Hay personas que decían no, pues es que Cata tiene como padres a grandes empresarios, es hija de una Miss Colombia divina y todo, pero es esa ‘foto social’ y detrás de eso se escondían muchas lágrimas, mucho dolor y estar sola remando contra la corriente en todo”, confesó la también conferencista.
Gracias a Juanfe y al “modelo 360°″, Catalina junto con su equipo empezaron a erradicar la pobreza de madres adolescentes y les dieron la oportunidad de conseguir empleos formales. Pero lo más significativo es que después de todo ese proceso, el 99.8 % de estas mujeres no volvieron a quedar embarazadas.
“Cuando llevas 21 años trabajando dentro de la miseria de las personas, no te puedes volver cómplice. Pregúntame algo que yo no haya visto, he visto hambre, he visto la miseria, he visto la muerte, a mí se me ha muero gtente en mis brazos. Se me han muerto niños que no son míos y veo la cara de mi Juanfe en ellos. A mí me prepararon, este iba a ser mi destino y mi voz interior”, relató Catalina, quien además afirma que durante todo este proceso ha entregado todas sus capacidades, su energía, todo su poder al servicio.
Al preguntarle más puntualmente por la forma en la que ha alzado la voz de un colectivo y sobre cómo ha liderado a comunidades enteras, su valor diferencial es evidente:
“Yo escogí liderar bajo dos conceptos, liderar con amor y liderar con discurso, elevando el argumento. Ustedes nunca me van a ver a mí empelota o quemando una estación de Transmilenio, no lo haría, pero respeto (...) El liderazgo no es el ego, el liderazgo es aceptar humildemente que nos hemos equivocado”, puntualizó.
Escobar asegura que su fuente vital de inspiración para guiar a otras mujeres es, primero, el amor y, segundo, elevar su discurso desde una comunicación asertiva. Por su trabajo y prestar su vida al servicio de los demás, Catalina ha sido merecedora del premio Héroes CNN, 100 líderes más importantes de la sociedad por la revista Gerente, la orden al mérito en grado Cruz de Plata, dama de honor de la Soberana Orden de Malta, premio humanitario de la organización World of Children Award, Premio portafolio en la categoría solidaridad, premio Fundación Mujeres de éxito Fundación Alejandro Ángel Escobar, Mención Honorífica Proyecto Sostenible de Alto Impacto Social, Premio a la excelencia en la gestión de consecución de recursos por la Corporación Compartamos con Colombia, Medalla Gran Oficial otorgada por el Concejo de Cartagena de Indias, entre otros.
“El objetivo lo puedes tener, pero te toca abrirte un camino durísimo para llegar allá y cuando te caes te pegas duro, de una vez lo advierto, te das duro, te das tu totazo. Pero rapidito que vas aprendiendo, despelúcate, rebota rápidamente y aprende rápido del error, porque no hay tiempo que perder, porque te cuesta plata y porque aquí no nos vamos a poner a llorar”, explica la empresaria.
Y es que pese a todas las dificultades que ha tenido que presenciar, Catalina asegura que está viviendo la mejor parte de su vida, ”lo más rico”, está viviendo a plenitud, quitándose esas ‘maletas’ con las que se cargan muchas veces.
Además, según lo que le contó a Fucsia, aunque le han ofrecido puestos públicos muy importantes, ella no está dispuesta a negociar su libertad ni los valores humanos, porque ella “no se vende al mejor postor”, no le ha puesto precio a su convicción, ella está plenamente dedicada a servir a los demás.