Un procedimiento del que oímos mucho y sabemos poco queda 100% explicado y descifrado a continuación.
Todas sin excepción hemos oído hablar del famoso “peeling”. Tanto así que se ha vuelto una palabra común en el mundo de la cosmética, incluído en mascarillas y productos sin que realmente sepamos de qué se trata, para qué sirve y cómo llevarlo a cabo de manera correcta.
Lo más importante que hay que tener muy claro cuando se habla de peeling es que en su sentido primario se trata de un tratamiento cosmético pensado para regenerar la piel a través de la eliminación de las células muertas.
Ahora bien, esto suena como un proceso de exfoliación y en cierta medida lo es, pero cuando en el mundo de la cosmética se habla de peeling, la gran mayoría de las veces nos estamos refiriendo a un procedimiento químico para llevar a cabo esta regeneración de la piel.
Así pues, la idea de un peeling químico es utilizar sustancias químicas para renovar las capas de la piel, eliminando imperfecciones y homogeneizando el tono.
Pero ¡ojo!. Este procedimiento es de mucho cuidado y debe ser realizado por un experto pues de lo contrario podría comprometer la piel para siempre.
Ahora sí, entremos en materia. ¿Cómo se realiza un peeling?
Normalmente, para un peeling se utilizan diferentes ácidos según el tipo de piel y los resultados esperados. Según Ana María Schlesinger, editora de belleza de FUCSIA, se debe intentar evitar los componentes más agresivos como las altas dosis de fenol privilegiando ácidos como el glicólico, el salicílico, el azelaico y el mandélico, que son menos abrasivos pero cumplen igualmente una función renovadora.
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¿Cuál es el más indicado para cada tipo de piel?
Piel sensible
Para la piel que presenta rojeces, rosácea o que presenta un exceso de pigmentación, la mejor opción es un peeling a base de ácido azelaico que produce un descamación suave que no resulta agresiva. Tiene además efectos despigmentantes.
Pieles grasas
Para las pieles de tendencia grasa o acnéica, se recomiendan peelings a base de ácido mandélico o el gran clásico, el ácido salicílico. No genera irritación y ayuda a recuperar la elasticidad de la piel pues ayuda a la hidratación de las capas medias de la piel.
Pieles deshidratadas o secas
La mejor opción en este caso es el ácido pirúvico, con altísimo poder de penetración y que se convierte en ácido láctico en la piel aumentando así sus niveles de hidratación.
Pieles jóvenes
Un peeling a base de ácido ascórbico y glicólico suele ser el más recomendado para la pieles que aún no presentan signos de envejecimiento o de daño por foto exposición mayores. De naturaleza superficial, es ideal para devolver luminosidad y emparejar el tono sin comprometer la piel ni incurriendo en tratamientos demasiado agresivos para la edad.
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Preguntas frecuentes
¿Duele?
Es normal que haya ardor y que la piel se resienta, pero no es normal que dure más de un par de días o que resulte realmente molesto e insoportable. En ese caso, hay que recurrir a ayuda especializada.
¿Puedo tomar el sol después de hacerme un peeling?
Idealmente hay que evitar la exposición directa y prolongada al sol 15 días antes y 15 días después del procedimiento y se debe aplicar protección solar sagradamente durante el periodo posterior.
¿Se verá extraña mi piel o quedará marcada de alguna manera?
Es normal que inmediatamente después la piel quede algo inflamada o enrojecida y que se presente una leve descamación en los días subsiguientes, pero esto debe desaparecer pronto y no debería aumentar con el pasar de los días. Si no es el caso, es probable que el peeling haya sido demasiado agresivo y haya tenido efectos negativos en la piel.
Si se presenta sangrado de algún tipo o la piel se empieza a tornar amarillenta, es hora de correr al médico.
¿Cuánto se tarda para ver el resultado?
Los resultados no se verán inmediatamente, es posible que tarden hasta 7 días mientras se terminan de absorber y asimilar los ácidos en la piel.