¿Necesitas relajar cuerpo y pensamientos? ¿El estrés está acabando con tu salud mental? ¿Tu cuerpo y vitalidad no son las mismas de antes? Es tiempo de que te muevas...pero hazlo con calma, tal como lo dicta este “arte”. El yoga puede ser la solución a tus problemas, pero solo sí encuentras aquella rutina que se ajuste a lo que realmente necesitas.
Muchos creen que hay que ser un experto en el tema o invertir grandes cantidades de dinero para poder practicarlo. La verdad y la solución está al alcance de una mano y de un espacio cómodo: el patio de tu casa, la sala, el estudio o hasta el aire libre.
- ¿Cómo empezar?-
1. Posición y velocidad: Una de las principales claves es darle unos pequeños ajustes al yoga tradicional , como cambiar la posición de la mano o la velocidad de la respiración, dependiendo de qué tanto estimulo o acción relajante quieres.
2. Cuestión de postura: Hay posturas básicas y hay otras más avanzadas, pero si eres una primípara en el tema, debes elegir la que se ajuste a tu estado de ánimo. Cada una de ellas dura como máximo 60 segundos. Las primeras veces tal vez no resistas todo este tiempo; puedes tomar pausas cuando lo creas pertinente y luego retomar la pose.
3. Accesorios: Una estera de yoga, una silla sin brazos, un bloque de yoga y balones para ejercicios. Los encuentras en centros de gimnasia pasiva, supermercados y en tiendas para el hogar.
4. Respira como debe ser: Uno de los secretos del éxito del yoga es concentrarse en la respiración. Si quieres practicar una pose en menos de lo estipulado, respira rápido y poco por la nariz, alrededor del segundo 40. Para calmarte, respira lenta y profundamente, alrededor de 12 a 15 respiraciones por minuto.
5. Al son de la música: La música es una herramienta útil para sacarle provecho a tu rutina de ejercicios. Elige aquella que te relaje o las que te proporcionen más energía. Pueden ser netamente instrumentales o cantadas.
- Dime qué sinetes y te diré qué postura hacer-
Mandy Ingber, especialista en el tema e instructora personal de Jennifer Aniston propone una sesión para cada necesidad emocional. Desde sentimientos negativos hasta inconformidades físicas, como exceso de peso, entran en sus efectos.
• Postura del triángulo: De pie con los pies separados (30 centímetros de distancia entre uno y otro), con el izquierdo hacia afuera. Extiende los brazos hacia los lados. Inclínate hacia la izquierda, bajando la mano izquierda a la pierna y el brazo derecho hacia arriba del techo. Repite al lado opuesto.
Foto: Ingimage
• Postura de brazos: Envuelve el brazo derecho detrás de la cintura, buscando el muslo izquierdo. Trata de levantar el brazo izquierdo en paralelo al suelo, con la palma hacia adelante, y mirando hacia al frente
• Postura de la silla: De pie con los pies juntos, siéntate inmediatamente doblando las rodillas y profundamente inclinada hacia delante con la espalda recta, los brazos extendidos sobre la cabeza y las palmas hacia adentro. Dobla las rodillas ligeramente y lleva las palmas juntas, las manos delante del pecho, para que puedas ayudar a flexionar tu cuerpo al mismo tiempo.
• Equilibrio: Extiende los brazos por encima de tus orejas, de forma paralela. Estimula las yemas de los dedos con suaves masajes o toques espontáneos. No dejes que tu trasero sobresalga demasiado para lograr un mayor equilibrio. Este ejercicio ayuda a los dolores de espalda y de piernas.
• Glúteos y brazos firmes: Siéntate sobre el tablón para yoga y flexiona los brazos mientras sostienes las bolas en pies y manos, flexionando delicadamente (muñecas directamente por debajo de los hombros, los brazos rectos, y el cuerpo en la línea de la cabeza a los talones) Toma un descanso después de 5 respiraciones. Realiza el mismo proceso boca abajo ejerciendo fuerza y presión en las caderas y glúteos. Respira suavemente un par de veces y vuelve.
• Postura del barco: Sentada con las piernas extendidas, inclina el torso hacia atrás. Levanta las piernas paralelas al piso, mientras el torso y el muslo forman una V. Trata de tocar las puntas de los dedos y deja que la espalda baje para así apoyar la elevación del pecho. Relaja los hombros.
Foto: Ingimage
• Postura del puente: Acuéstate de espaldas con las rodillas dobladas y los pies a lo ancho de la cadera. Apoya tus brazos en la colchoneta, con las yemas de los dedos apuntando a los pies. Levanta las caderas hacia el techo para que el cuerpo haga una línea diagonal que vaya desde los hombros hasta las rodillas.