Dime qué comiste y te diré cómo te sientes- palabra de experta.
Seguramente recuerdas alguna ocasión en que al sentir miedo o tristeza se te “cerraba el estómago” o por lo contrario, no logras dejar de comer por más que pienses “el último y ya”. ¡No es casualidad! Según los expertos la relación entre el estómago y tus emociones es real y directamente proporcional. Descubre por qué dejamos de comer cuando tenemos el corazón roto.
Por eso es importante ser conscientes que al fin y al cabo todo está conectado: nuestro cuerpo, mente y espíritu. Así que ciertos alimentos y dietas pueden afectar tu estado de ánimo- para bien o para mal.
Si no comes regularmente
Ciertamente alguna vez te habrán dicho que la comida es el combustible del cerebro- por eso, si te saltas alguna de ellas te sientes cansada y de mal humor. Cuando pasas mucho tiempo sin comer se produce un descenso en el nivel de azúcar en la sangre y por ende provoca cambios de humor. Lo ideal es comer cada cuatro horas, dando mayor importancia al desayuno y almuerzo. Y recuerda- la clave para sentirse bella por dentro y por fuera son los desayunos SEN.
Evitar los carbohidratos
Aunque los carbohidratos han sido demonizados por mucho tiempo, lo cierto es que ¡tu cuerpo los necesita! Sin ellos no puede producir serotonina, un químico cerebral que te hace sentir bien y eleva tu estado de ánimo, suprime tu apetito y además tiene un efecto calmante. Por eso, los expertos aseguran que quienes escatiman en carbohidratos tienen más probabilidades de sentirse cansadas, enojadas, deprimidas y tensas que aquellas que obtienen la cantidad recomendada.
Sin embargo, eso no quiere decir que todos los carbohidratos sean iguales- algunos se destacan sobre otros. Únicamente los carbohidratos complejos- guisantes, fríjoles, granos enteros y hortalizas- consiguen un efecto positivo sobre tu estado de ánimo.
No obtienes suficiente ácido graso omega 3
Tal vez no te sorprende saber que el omega 3 de los pescados grasos como el salmón y las sardinas mejoran la memoria- pero sabías también que ¿afectan tu estado de ánimo? Según los expertos los niveles bajos de omega 3 están asociados con la depresión, el pesimismo y la impulsividad. Y ¡pilas! no hay excusas- si no eres fan del pescado también puedes obtener omega 3 de semillas de lino molidas, nueces, aceite de canola o mantequilla de maní.
Tal vez puedas reemplazar la proteína, ¿pero y los demás nutrientes?
Un bajo nivel de hierro no sólo es perjudicial para tu salud física, sino también puede causar depresión y fatiga. Por eso es importante que no descartes los alimentos como la carne roja, las yemas del huevo, o los granos.
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Tu “cajita feliz” realmente es un cóctel para bajar tu ánimo
Cuando te advierten en contra de la comida grasa no es sólo por cuidar tu cintura, sino tu estado de ánimo. Esa bolsa de papitas entre otras opciones grasas- especialmente las saturadas- están relacionadas con la depresión hasta el punto de conducir a la demencia. Y sus efectos pueden sentirse inmediatamente después de consumirlos- esa sensación de cansancio y pesadez no es casualidad. Se necesita mucho trabajo para que tu cuerpo pueda digerir la grasa y cómo a parte de eso también tiene que continuar con su trabajo del día a día- o en otras palabras, mantenerte con vida- obviamente vas a sentirte en nivel de batería baja.
No mides las cantidades
Al igual que lo que comes, lo que bebes también afecta tu estado de ánimo. Por eso en cantidades moderadas la cafeína puede mejorar tu rendimiento físico y mental. Pero cuando empiezas a tomar taza tras taza como si tu vida dependiera de ello terminas con el efecto contrario- nerviosa, ansiosa y con un humor bipolar. Sobra decir que lo mismo aplica para el alcohol, pues aunque en medidas moderadas tenga algunos efectos positivos, la clave está en beberlo sin excesos.
Ya entiendes el efecto positivo que tiene alimentarse saludablemente. Pero ¡ojo!, no sólo la comida afecta tu ánimo- también funciona al revés. Lo que piensas y sientes también afecta tu flora bacteriana. Por eso el dicho de “somos lo que comemos” al fin y al cabo es verdad.
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