Stephanie Kurlow, una bailarina de 14 años ha vivido en carne propia todos los obstáculos para cumplir su sueño por cuenta de su fe.
Imágen: Getty Images
Con solo 14 años Stephanie Kurlow se ha convertido en un modelo a seguir para la aceptación e igualdad de las personas. Kurlow ha bailado ballet desde los 2 años, es su pasión y meta en la vida convertirse en bailarina profesional. Todo cambió cuando a la edad de 9 años decidió adoptar la fe islámica y desde entonces sus sueños se vieron perjudicados.
Uno de los obstáculos que ha enfrentado desde que se unió al Islam, ha sido algo tan básico como encontrar un estudio que la deje entrenar con el hijab puesto, prenda fundamental para la mujer islámica y que en éste caso ella misma decidió usar.
Desde entonces ha tenido una nueva meta en su vida. Aparte de querer ser la primera bailarina profesional en bailar con hijab, también desea abrir una escuela de ballet para diversos grupos de niños y niñas que sientan pasión por el baile sin importar la raza ni religiones. Por esta gran iniciativa, se le otorgó en el 2016 la beca Bjorn Borg Game changer (agentes de cambio).
Stephanie Kurlow busca ayuda para realizar su sueño de bailarina y de esta manera romper paradigmas y poder estar aún más cerca de la creación de su escuela. Inició una recaudación de fondos en la que espera recolectar alrededor de $10.000 USD que cubrirán: clases de ballet privada y tutores, ayuda para la compra de ropa de ballet y poder entrar a competencias de baile.
Este es un caso más en que se pone en cuestión el alcance que deben tener las prohibiciones hacia las manifestaciones de una determinada fe. ¿Dónde termina el laicismo y empieza el derecho a la libre expresión de credo? ¿Los sueños de una niña como cualquier otra deben verse afectados por la religión que profesa? El debate está abierto y tenemos aún mucho que pensar.