Noticias como estas nos indignan. Un hombre estéril decidió atacar a su esposa por que según él, ella era la culpable de que su matrimonio no pudiera concebir hijos. ¡Sin duda un triste noticia!
Parece una historia de ciencia ficción traída desde los tiempos más arcaicos del inicio de la humanidad, pero es un caso de la vida real en donde nos damos cuenta de lo que tienen que sufrir muchas mujeres de países en vía de desarrollo y que tal vez no tenemos presente porque no nos ha tocado vivirlo de frente.
Hace unos días les contamos que África le dice adiós a la ablación femenina y hoy a tan solo pocos pasos de lograr la equidad de genero, nos encontramos por diversos medios de comunicación esta desgarradora noticia.
Jackeline Mwende, una joven keniana de 27 años se ha hecho popular por su desgarradora situación. Después de cinco años de estar casada con Stephen Ngilas de 35 años, el hombre del que se enamoró, la atacó brutalmente con un machete cortándole su cara y amputándole sus brazos, esto con el motivo perpetuado de que ella no le había dado hijos. “Lo vi y me dijo: ‘Hoy es tu último día’”, “Nunca pensé que algo así me ocurriría”, cuenta Jackeline.
Ella comenta cómo fueron esos cinco años de vida matrimonial con Ngilas, vislumbra que los últimos se convirtieron casi en una pesadilla, “él comenzó a beber con frecuencia y eso lo hizo cambiar”, pero a pesar de todo el dolor que ella está pasando aún recuerda los momentos felices que paso al lado de su esposo, casi como si lo perdonará por haber tomado tal actitud. “Como cristiana, no puedo decirle a nadie que abandone su matrimonio, pero quiero contar mi historia personal, para que otras personas, otras víctimas, quizás aprendan de ella y hablen”.
Lo más irónico de la historia es que Jackeline no tiene ningún problema de fertilidad, en el 2014 ella y su esposo decidieron asistir al hospital para preguntar el por qué no habían podido concebir aún hijos, el médico que atendió a Stephen les dijo que él era estéril, que por eso los niños aún no llegaban a su familia. El doctor les aconsejo que asistiera a tratamientos médicos, ella le insistió, pero la respuesta de su esposo siempre era: “Iré cuando tenga tiempo, pero nunca lo hizo”.
Este caso ha provocado tal indignación a nivel mundial, que las autoridades locales kenianas han decidido darle un apoyo económico durante un año y transporte para que ella asista a sus tratamientos cuando lo necesite. Varias empresas de medicina ortopédica le patrocinaran sus prótesis para ayudarla a continuar con su vida laboral y que logre ser independiente.
“Él pensó que me había matado, pero Dios es grande”, concluyó.