Adriana Ocampo siempre sintió curiosidad por lo que habia fuera de la tierra. Dice, en un tono nostálgico, como de un tiempo pasado, que de niña se asomaba al balcón de su casa y miraba con curiosidad la "bóveda celeste" como prefiere llamar al cielo.
"Me da como una sensación extraña pensar qué eran esas cositas que iluminaban, qué eran esos puntitos de luz, me intrigaba pensar si podían haber personas en esos puntitos. Siempre sentí curiosidad por ello", dice a Fucsia.co esta mujer que fue el centro de la noticia en el mundo entero por la misión Nuevos Horizontes que permitió por primera vez contemplar a Plutón, el planeta más lejano de nuestro sistema solar.
De niña me gustaba pensar que podía lograr lo que yo quisiera, "me gustaba ponerme un colador en la cabeza y verme yendo al espacio", cuenta Adriana.
Adriana es la mayor de las tres hijas que tuvo Victor Alberto Ocampo, un subteniente de las Fuerzas Aéreas de Colombia nacido en Popayán y Teresa Uria de Ocampo, de origen argentino. Por designios de la vida gitana de su padre nació en Barranquilla, un 5 de enero de 1955 y a los tres años partió para Buenos Aires donde se fortalecieron sus sueños de llegar al espacio.
Por eso no puede ocultar su acento argentino, o mejor, un acento raro que mezcla ese ritmo 'gringo', el cantito porteño y una que otra palabra colombiana. Tras 14 años en la tierra de Borges, Adriana viajó a California con la esperanza y un sueño más inmenso que el espacio: llegar a la NASA.
"Tuve la gran fortuna de tener padres excepcionales que nos inculcaron desde muy pequeñas que los sueños se pueden hacer realidad con mucho enfoque, con mucho estudio, concentración. Y yo tuve ese sueño desde que me subía a la terraza de mi casa a ver las estrellas y lo pude lograr. Respondí al llamado de las estrellas", asegura Adriana.
En aquellos tiempos la era espacial era un sueño por cumplir. Estados Unidos y otras potencias ponían esfuerzos para empezar a desarrollar tecnología.
"Recuerdo muy bien el día en que el hombre llegó a la Luna, eso me impactó terriblemente y sabía que quería ir a trabajar a la NASA, quería estudiar el espacio, quería hacer eso y fue un sueño que, quizás al comienzo tenía escondido, pero que fue algo que definitivamente siempre estuvo dentro de mi", explica con energía.
A los pocos días de que Adriana llegara con sus padres a California, hizo un viaje a Los Ángeles estuvimos cerca de Pasadena donde hay un laboratorio de la NASA.
"En cuanto llegamos, aunque no hablaba inglés, lo primero que pregunté es dónde está la NASA y empecé a hacer voluntariado en el Centro de Retropropulsión. Antes de graduarme tuve que tomar lecciones de inglés porque el inglés era no existente en mi cuando nos mudamos", indica.
Para Adriana siempre hubo retos, pero los logró sortear como le enseño su padre, con tesón, con disciplina. Después de ese voluntariado, cuando ya tenía 17 años, la NASA le ofreció su primer trabajo.
"Era algo muy bajito, como asistente técnica porque ni me había graduado de la secundaria. Pero fue un proyecto excelente porque está diseñado para que gente de la NASA sirva de mentores. Yo jamás voy a olvidar a mi mentor. Teníamos que hacer un proyecto muy serio y ese señor me dice ¿y por qué vos no lo liderás? y yo ni sabía hablar inglés, entonces decidí no achicarme y hacerlo y esa persona me dio una oportunidad tremenda para saber que yo podía liderar", dice.
-"Yo soy del planeta tierra"-
Adriana realmente se ha dedicado de lleno al espacio. Al llegar a Estados Unidos estudió Geología en la Universidad Estatal de Los Ángeles, y luego obtuvo una maestría en Geología Planetaria. Después de ello, su próximo destino fue Europa. En Holanda hizo su doctorado en la Universidad de Ámsterdam.
Su misión en la vida ha sido sin duda más allá de la tierra. Ha sido explorar lo desconocido, aventurarse a encontrar algo más, por eso quizás esas cosas la distrajeron de la otra vida terrenal. No está casada y no tiene hijos, pero no lo dice con nostalgia, más bien como ese sentimiento de que eso simplemente no pasó y que mientras se dedicó al fuerte 'matrimonio' que tiene con las galaxias.
Dos pérdidas más fuertes han marcado la vida de esta mujer destacada. Su hermana menor y su padre fallecieron hace algunos años. A Don Victor aún lo recuerdo como un hombre apasionado que quizás le legó ese amor por el espacio.
"Mi papá era un hombre muy creativo, tenía mucha imaginación, le encantaba el espacio, yo creo que mucho de mi pasión lo heredé de él", afirma.
Adriana, aclaremos algo porque la gente tuvo mucha confusión sobre su papel en la misión de Nuevos Horizontes que llegó a Plutón. ¿Cuál fue su función en todo eso?
"Lo entiendo. La estructura de la NASA es muy compleja. Yo soy la líder ejecutiva del programa eso significa mantener un ojo sobre las misiones. Nuevas Fronteras es el programa paraguas. Dentro de ese programa está el proyecto Nuevos Horizontes, pero ese proyecto abarca tres misiones: Juno,Júpiter y Plutón. Yo superviso esas misiones".
¿Entonces es como la directora de la orquesta?
"Mmmm, más o menos. El investigador principal de la misión, implementa, construye diseña toda la misión. La dirección de la sonda, el combustible, el equipo que va a trabajar, yo tengo que supervisar que todo eso efectivamente se dé, que los requerimientos técnicos estén, que minimicemos riesgos, que se cumplan los objetivos. Tengo que maximizar el éxito de la misión. Lo del científico principal es más operativo, más menudo y detallista, lo mío es más de estrategia, trabajar detrás de los telones. Como ellos ganan estos proyectos por licitación, en definitiva son contratistas de NASA, entonces yo soy el enlace, la cara de ese proyecto en la agencia".
Adriana no hay muchas mujeres en la NASA y menos involucradas en el tema de la ciencia, ¿hay un sesgo de género de parte de los científicos hombres o es que las mujeres no nos animamos a hacer ciencia?
"Afortunadamente las cosas están cambiando, y cada vez más veo mujeres dentro de nuestro equipo. Tenemos que hacer mucho trabajo con las familias y los padres, porque ellos a veces tienen la idea de que las carreras clásicas que le van a asegurar éxito y hay muchas jóvenes que son frustradas que hubiesen podido ser excelentes científicas, ingenieras y no lo han seguido por no haber tenido ese apoyo dentro del fuero familiar y de la sociedad. Pero las mujeres tienen que superar los obstáculos. Yo siempre digo no hay NO, más bien hay muchas maneras de llegar al SI", asegura Adriana.
Adriana usted nació en Colombia, vivió mucho tiempo en Argentina, pero se la pasa pensando en el espacio, ¿de dónde se siente parte?
(Adriana suelta una auténtica carcajada) "Yo soy del planeta tierra. Pero es cierto que he tenido la gran fortuna de haber nacido en Colombia, de tener un padre colombiano, de tener esa bella cultura. Y también de haber vivido en Argentina. Pero una de las cosas que me enseñó el espacio es que cuando vemos un planeta no vemos divisiones geopolíticas sino el todo, el completo, y ojalá todos llegáramos allá. Venimos de un punto azul no de un pedacito de tierra".
¿Hay algo de Colombia que extrañe?
"A Colombia, por suerte voy muy seguido. Extraño a mi familia que está en todo en Cali. Extraño la comida, el pandebono que es una perdición, extraño mucho eso. Extraño también a Cartagena, que tiene una atmósfera como que te abraza. Extraño la gente, la cultura, la dulzura de las personas".
En 1992, Ocampo recibió el premio a la 'Mujer del Año en Ciencias por la Comisión Femenil en Los Ángeles'. Además, obtuvo un galardón en el Premio de Ciencia y Tecnología de la Federación Chicana en 1997.