“A los cuarenta somos menos duras con nosotras mismas y más seguras. No tenemos miedo y el ‘qué dirán’ ya no significa nada”.
Heredó el amor por el oficio de diseñadora de su mamá, María Cecilia Mejía, una de las precursoras de la moda en Colombia. Al regresar de París, de estudiar en la Cámara Sindical de la Alta Costura y de trabajar en Christian Dior y Christian Lacroix, su papá le regaló su primera máquina de coser, que ella instaló en el comedor de su casa paterna hasta que pudo abrir su propio taller. Han pasado 22 años desde entonces. Hoy, María Luisa Ortiz es un sello de calidad, una marca; es alta costura y prêt-à-porter; es también el reflejo de una industria que ha sabido reinventarse y persistir.
FUCSIA: ¿Qué tanto ha evolucionado la moda colombiana desde que comenzó su carrera?
María Luisa Ortiz (M.L.O.): ¡Es increíble! Cuando comencé, había una generación que había abierto las primeras puertas para dar a conocer la moda colombiana: Pepa Pombo, Ángel Yáñez, Hernán Zajar, Olga Piedrahíta, Amelia Toro, Carlos Nieto, Bettina Spitz y Sandra Cabrales, entre otros. En esa época, la ropa de diseñador colombiano no era valorada como lo es hoy; era muy difícil lograr que los clientes compraran ‘hecho en Colombia’ a precio justo. Creo que se ha hecho un gran trabajo en equipo entre los diseñadores y las plataformas Colombiamoda, Colombiatex y Cali Exposhow para posicionar nuestro trabajo.
En medio de una industria tan volátil, usted se ha reinventado y adoptado diversas facetas como diseñadora. ¿Lo más difícil y lo más satisfactorio?
M.L.O.: En un momento pensé que sería complicado salir del cliché de ‘la diseñadora María Luisa Ortiz, marca, boutique, ropa prêt-à-porter, alta costura’, pero el mercado y las necesidades de la gente cambiaron. Así encontré, a través de mi línea corporativa, un trabajo maravilloso que es similar al de la alta costura: diseño a partir de las necesidades de una persona o de una empresa para lograr un producto exclusivo y a la medida, a pesar de ser masivo. Esto me hizo entender que nunca voy a dejar de ser María Luisa Ortiz ni voy a parar de diseñar. Comprendí, además, que el mundo actual presenta tantas posibilidades para solucionar necesidades por medio del diseño, que siempre habrá más y más proyectos para mí.
¿Qué mujeres han marcado su vida y de qué manera?
M.L.O.: Definitivamente, mi abuela paterna, Margarita, que era muy avanzada en las relaciones humanas para su época, y mi mamá, que amó lo que hacía y que lo hizo con gusto impecable y con mucha honestidad.
¿Qué es lo que más disfruta de este momento de su vida?
M.L.O.: Estar consciente de mí y de mis posibilidades. Tener salud y adorar lo que hago, que es algo que no tiene precio. Disfruto estar en control de mí misma.
A sus 40, ¿cuál es el mayor aprendizaje?
M.L.O.: Pasa una cosa increíble: a los 40 uno está en control completo y tiene la oportunidad de mirar hacia atrás. Hoy pienso mucho más en lo que puedo hacer por los demás y estoy más pendiente de mi entorno que de mí misma. Ahora me pregunto cómo puedo poner al servicio de otros todo lo que he aprendido y eso se ha visto reflejado en lo que ha pasado con mi carrera en los últimos tres o cuatro años. Siento que todo cobra un sentido, un propósito y, por tanto, todo empieza a fluir tanto en el negocio como en las relaciones. Eso es apasionante.
¿De qué se liberan las mujeres después de los 40?
M.L.O.: Somos menos duras con nosotras mismas y más seguras. No tenemos miedo y el ‘qué dirán’ ya no significa nada.
¿Qué le diría a la María Luisa de 20 años?
M.L.O.: Que estudiara Administración de Empresas como complemento.
¿Y a la de 30?
M.L.O.: Que no fuera ingenua.
¿Qué cree que esta nueva generación puede aprender de la suya?
M.L.O.: A mirarse a sí misma y a ser consciente de las oportunidades que tiene de cambiar la sociedad. Es fundamental que las diseñadoras creen a partir de lo que somos, de nuestra riqueza cultural. En el plano general, es necesario que las mujeres seamos plenamente conscientes de que esta es nuestra era, nuestro momento de cambiar la historia.
¿Qué es lo que másla enorgullece de su recorrido personal y profesional?
M.L.O.: La perseverancia.
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