La modelo sanandresana está dedicada a inspirar a las mujeres que comparten su color de piel y tipo de pelo a que se sientan orgullosas de sí mismas y de sus raíces.
Su sonrisa encanta: es blanca, serena y transparente. Auténtica, como ella. Su nombre, fiel reflejo de la mezcla de culturas que habitan en la isla que la vio nacer: San Andrés; su casa, su lugar favorito… Su raíz. Ya no vive allá, pero lo rememora en cada paso de su vida y en cada baile que improvisa cuando el cuerpo se lo pide. Y lo hace bien, no solo porque lleva en las venas el ritmo de sus ancestros africanos, también porque es parte de su ser: alegre, festivo y colorido.
Es modelo y el país la conoció como tal (participó en el concurso Colombia’s Next Top Model en 2103 y fue una de las finalistas), pero además es administradora de empresas con especialización en administración de negocios; también está estudiando para ser actriz. Eso sin contar con que por estos días está dedicada a un tema que la impulsa a levantarse todas las mañanas: su lucha por el empoderamiento afro.
_ ¿Qué cosas la hacen sentir orgullosa de sus raíces negras?
Anggie Bryan (A. B.): La cultura que nos caracteriza, comenzando por el baile: ese “no sé qué” que nos domina el cuerpo al escuchar un soul, un dance hall, un reggae. Es ese flow que llevamos en la sangre, esas ganas de sonreírle al mundo y de contagiarlo con nuestro carisma. La felicidad que nos florece del alma.
_ ¿Qué historia hay en esas raíces?
A. B.: Nací en la hermosa isla de San Andrés, que tiene una mágica historia de colonización con una mezcla holandesa, británica y de esclavos africanos. Eso es representativo de la gran diversidad que se vive en la isla, con sangre africana y una cultura predominante negra, pero un lenguaje muy propio de nuestra memoria. Por eso hablamos creole, bailamos calipso, mento, socca y comemos rondón. Una maravilla. Nuestra música y sus ritmos son la representación de esa mezcla que resalta las raíces africanas con unos toques anglo-antillanos y caribeños. También soy expresión de esa mezcla, ya que mi padre es de Providencia y mi madre, de Santa Marta. El sonido del océano, la cultura sanandresana, su magia, la naturaleza y la personalidad de la isla impregnan todos los pasos de mi vida.
_ Más allá de lo físico, ¿qué heredó de sus antecesores?
A. B.: La conexión con el mar y la infinita pasión de agradecerle por su inmensidad; sentir su olor y sonido, que me conecta con mi San Andrés, con mi familia, con mis ancestros. Siento que los que venimos de una isla tenemos un espíritu alegre y armonioso.
_ ¿Qué influencia tuvo San Andrés en su vida? ¿Cómo la marcó?
A. B.: ¡Ay, mi San Andrés! Todo lo que me ha pasado en la vida ha estado marcado por San Andrés. Todo comenzó ahí, en mi adorada isla. En sus playas, su mar y sus atardeceres. Ahí empezaron mis sueños. Crecer en un lugar así es un privilegio, ya que en mi infancia los días pasaban dentro de una burbuja en la que lo importante eran la familia, el mar y comerse un buen rondón. Dejé San Andrés, pero San Andrés nunca me ha dejado y menos su bonita energía.
_ ¿Qué la hace sentir poderosa como mujer?
A. B.: Levantarme todos los días a luchar por mis sueños, que cada vez son más grandes. Por eso utilizo la ventana que me da el modelaje para ayudar a empoderar a las mujeres en general y en particular a los de mi color, para que se sientan orgullosos de sí mismos, de su raza. A los afrolatinos, a los negros, a los isleños, a las mujeres, a todos. Eso me hace sentir poderosa y, sobre todo, libre. Es lo que me define, al igual que ir por el mundo trabajando y aprendiendo de otras culturas.
_ ¿Y como mujer afro?
A. B.: Me hace sentir poderosa llevar mis raíces con orgullo, desde mi color de piel hasta mi pelo crespo. Representar a mi San Andrés en todas partes del mundo. Mostrarles a las mujeres de mi raza, y a todos, que tienen que estar orgullosos de sus raíces, de su cultura, de ser exóticas, de ser afro. Así que comparto con todas ellas mi experiencia personal y profesional para que las demás tomen de allí lo que vean útil, para que sean auténticas y tengan éxito en sus proyectos.
_ ¿Qué llena de color el alma de Anggie Bryan?
A. B.: Estar rodeada de la gente que amo, ver los colores del atardecer y estar cerquita del mar. Pero, en especial, ayudar a que las mujeres afro se acepten como son, con sus rasgos, sus cabellos hermosos, sus colores, sus medidas, sus cuerpos, ya que el único color que importa es el de la sonrisa y las únicas medidas que pesan son las de la inteligencia y la felicidad. En ese sentido, trabajar para impulsar la aceptación y la felicidad de las mujeres que me rodean es lo que me define como mujer afro y me llena el alma de color y gratitud.
_ ¿Cómo describiría este momento de su vida?
A. B.: Como un periodo de constantes aprendizajes desde todos los ámbitos, personales y laborales. Como un momento de disciplina y enfoque. Hoy estoy más preocupada por el mensaje que lleva mi voz que por la aceptación que puede llegar a tener mi imagen.
_ ¿Cuáles han sido sus logros más recientes como modelo?
A. B.: Mi logro más importante es poder ser inspiración para otras mujeres y personas, especialmente para las afro.
_ ¿Cómo va el tema de la actuación?
A. B.: Estudiando y aprendiendo. Entendiendo que algunas cosas en la vida pasan por suerte, pero las realmente importantes ocurren gracias a la cantidad de trabajo que se invierte, a la disciplina, a la preparación y el empeño que se les ponga a las metas.
_ ¿Cómo apoya el empoderamiento afro en su día a día?
A. B.: El empoderamiento afro se volvió una pasión para mí. Casi una obligación. Marca desde mi forma de pensar hasta mi manera de vestir. Trabajo para poder transmitir un mensaje positivo a mi raza bella y que nos sintamos orgullosas de nuestro color, pelo y cultura. A eso me dedico día a día.
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