Johanna Abushihab promete a los novios hacer que su matrimonio sea igual o mejor a como lo soñaron.
Que el día de la boda tiene que ser el más feliz de toda pareja, puede sonar a cliché, pero para Johanna Abushihab esa idea nunca pasará de moda. Hace cinco años, cuando decidió organizar por completo la suya, se partió su vida en dos, y no solamente por la alegría del momento: “Como novia, como mujer y por mi trayectoria empresarial, vi claramente la necesidad de iniciar mi propio proyecto especializándome en materializar los deseos de cada mujer. Una boda es un sueño del que nunca quieres despertar, solo dura un instante, pero en tu mente y en la de los invitados puede perdurar para siempre”. Por eso desde 2011 cumple su promesa con Johanna Abushihab Wedding & Event Planner, cuyo objetivo es que cada matrimonio sea una experiencia única e irrepetible. “Por eso no hablamos de portafolio de servicios, ni de ofrecer soluciones, pues no partimos de un problema, sino de una ambición que compartimos con los futuros esposos. De la mano de nuestros expertos, asesoramos desde la elección del vestido hasta la luna de miel, pasando por la locación, las invitaciones, decoración, catering, fotografía y ambientación. Los acompañamos de principio a fin en sus citas, degustaciones y reuniones técnicas. Nuestro Registro Internacional de Wedding & Event Planner nos acredita en cualquier ciudad o destino del mundo”.
La clave de esta propuesta consiste en un conocimiento profundo de los gustos, culturas y estilos de los novios, su mayor fuente de inspiración. “Los escuchamos e interpretamos sus anhelos para que con nuestra ayuda consigan momentos inolvidables. La tendencia en este campo es el cambio, lo personalizado, se trata de apuntarle a conceptos innovadores. No hay que cortarle las alas a la creatividad, hay que hacerlas volar y lograrlo no tiene mucho que ver con la magnitud o el presupuesto de la fiesta”. La motivación está en atreverse, ya no es imperativo casarse de blanco, bailar el vals, ni que el menú sea el tradicional, pues puede ofrecerse comida tailandesa. En su concepto la hora loca es más bien “una hora feliz”, en la que se presentan espectáculos de flamenco, de música disco, alusivos al Carnaval de Río... “En los más mínimos detalles se revela el carácter de la pareja y el espíritu de su celebración. Por ejemplo en una, los souvenirs fueron ChapSticks, y en otra montamos una cabina para que las personas se tomaran fotos instantáneas que salían enmarcadas con mensajes alusivos al matrimonio. Queremos que los invitados se vayan diciendo, ‘esta sí fue la boda del año’”.