En Caldas, Marcos esperó a su dueño hasta la muerte. Esta es la historia.
Por su fidelidad, es de dominio popular el dicho: “El mejor amigo del hombre es el perro”. Incluso hay películas que nos empujan a llorar cada vez que las vemos por el amor y la lealtad que demuestran los animales hacia los seres humanos, como el ejemplo de “Hachiko”, un filme inspirado en un perro de Japón que duró nueve años esperando a su dueño en una estación de tren.
Sin embargo, para ver estos casos cercanos y de la vida real no tenemos que ir tan lejos. Hace unos días se conoció el conmovedor caso de Marcos. Este perrito adquirió su nombre porque los trabajadores del Hospital San Marcos en Chinchiná, Caldas, empezaron a conocer al animal por sus visitas frecuentes y le dieron ese nombre por el centro de salud.
Y, ¿qué hacía el perrito en dicho lugar? Se supo que su dueño había estado allí hospitalizado por problemas de salud. Sin embargo, el hombre ya no se encontraba en cama. Había fallecido en el 2017, cinco años atrás. El mismo tiempo que estuvo el perrito esperando señales de su amo al visitar todos los días sin falta el centro de salud.
Durante este tiempo, una mujer que veía el hecho se dio en la tarea de cuidar del animal durante varios años y ella fue la que notó la desaparición. A sus 14 años de edad, Marcos falleció. Su cuidadora lo encontró en una zona boscosa de Chinchiná.
“La búsqueda de Marcos terminó, estaba muy cerca de la casa. Tal vez la hipótesis de que los perros cuando sienten que van a morir prefieren alejarse de sus dueños para evitarles el sufrimiento es un poco cierta”, comentó Estefanía García, una enfermera del Hospital San Marcos, para el diario El Tiempo.
La misma profesional de la salud dijo que Marcos sufría de cáncer. Esto sumado a la edad de la mascota y el haber estado en un nuevo hogar, a pesar de los cuidados que recibió allí, deterioraron su salud poco a poco: “Días antes, le íbamos a colocar la eutanasia debido a su condición. El cáncer ya estaba muy avanzado. Sin embargo, seguía demostrando sus ganas de vivir, por eso decidimos darle unos días más. Tal vez quiso ahorrarnos la difícil decisión de decirle adiós”.
En el municipio, la historia de Marcos seguirá conmoviendo los corazones de quienes pudieron presenciar las visitas y de quienes, con el tiempo, conocerían sobre su fidelidad: “Sus últimos años fueron llenos de amor y se le cumplieron todos sus resabios. Siempre fue un perro libre para andar por donde quiso y también fue un perro libre para morir”.