Mis amigos me dicen que cuando terminan una relación se sienten bien; sin embargo, yo me siento triste, avergonzado o culpable. ¿Cuál es la razón?
Después del sexo muchas personas se sienten relajadas, felices, calmadas, amadas, entre otras sensaciones de satisfacción. Sin embargo, hay otras personas que tras terminar una relación sexual suelen estar tristes, avergonzadas o miserables, a pesar de que hayan disfrutado y se sientan satisfechas.
Es una situación extraña. En caso de que el sexo no haya sido placentero —o en el peor de los casos no haya sido consensuado— sería normal que una persona estuviera aburrida o se sintiera mal. Pero ¿por qué alguien podría sentirse así después de una relación sexual si en el momento la disfrutó? La respuesta es sencilla: disforia poscoital.
La disforia es todo lo contrario a la euforia, y, en este caso, la poscoital se trata de un síndrome que tanto hombres como mujeres pueden experimentar en algún momento de sus vidas. No obstante, de acuerdo con estudios y expertos en el tema, es mayormente común que las mujeres la sufran.
La duración de este sentimiento de culpabilidad mezclado con tristeza y ansiedad no suele ser muy extenso, para cada persona puede ser diferente, pero lo normal es que dure entre un par de minutos y hasta horas. Si te sientes mal después de tener relaciones sexuales durante un tiempo superior al mencionado, lo mejor sería acudir a un profesional, porque puede ser una situación diferente a la disforia poscoital.
“Después del sexo tengo una fuerte sensación de autodesprecio”, “tengo ataques de llanto y episodios depresivos después del coito” y “siento mucha vergüenza”, fueron algunas declaraciones de personas que sufren de disforia poscoital a la BBC.
De acuerdo con Marta Jesús Camuñas, sexóloga consultada por El Heraldo, todavía no se conocen las causas exactas; sin embargo, una de las teorías que podrían explicar la disforia poscoital es la neuroquímica. “Durante y tras el orgasmo, en nuestro cerebro se activan e inhiben diferentes áreas, y se liberan diferentes hormonas encargadas de regular emociones como la tristeza, el miedo o la ansiedad”.
Asimismo, Camuña explica que también es posible que una persona sufra disforia poscoital si tiene una visión negativa de la sexualidad, por ejemplo, si recibió una educación en la que el sexo es visto como algo sucio o hasta prohibido. O incluso, si una persona sufre de estrés o ansiedad, podría ser propensa a padecer este síndrome.
Por otra parte, Richard Friedman, psiquiatra estadounidense, desarrolló otra teoría relacionada a la actividad hormonal en la amígdala. Esta parte de nuestro cerebro es la encargada de regular sentimientos y emociones, y durante el acto sexual su función se reduce notablemente; luego, tras finalizar las relaciones sexuales se vuelve a activar y podría producirse un aumento repentino de sentimientos de tristeza y culpabilidad.
Sin lugar a dudas, la disforia poscoital puede afectar gravemente su vida sexual y, en caso de tener una pareja, puede complicar la situación entre ambas personas.
Por el momento existen pocos tratamientos para tratarla; no obstante, de acuerdo con expertos, es recomendable recurrir a abrazos, besos y caricias tras finalizada la relación sexual, de esta forma se crea un vínculo después del sexo en el que las emociones y sentimientos de tristeza no aparezcan tan repentinamente. Asimismo, es importante hacerle saber a la otra persona que la aparición de esos sentimientos no se debe al acto sexual en sí, sino a este síndrome.
Si lo anterior no funciona, la mejor opción es acudir al médico para que los profesionales te indiquen cuál sería el mejor tratamiento a seguir.
La disforia poscoital puede relacionarse no solo con el sexo como tal, sino también con el orgasmo. Así las cosas, una persona también puede sufrirla luego de la masturbación.