Convertirse en madre divorciada trae nuevos retos y oportunidades de crear lazos únicos con los hijos que quedan de una relación anterior.
Muchas nos imaginamos y buscamos un amor que nos dure para roda la vida, una relación que pase todos los desafíos y que ni la muerte la separe, pero la realidad es otra. El amor sí se acaba, no todo es para siempre y muchas veces es mejor terminar las cosas que forzarlas.
Cuando por una u otra razón decidimos terminar las relaciones y divorciarnos de ese amor, viene un duelo que debemos vivir para poder sanar. Sin embargo, aparece un factor importante cuando hay hijos de por medio, ya que se pasa al lado de las madres divorciadas. Una versión de la maternidad que trae muchos retos consigo.
Esta es una situación más usual de lo que se podría pensar. En Colombia, el 2021 fue uno de los años en los que más separaciones hubo. De acuerdo con cifras del DANE, por cada tres matrimonios se dio un divorcio.
Como todo en la vida, hay casos de casos y formas de enfrentar las situaciones, pero algo que se debe tener presente es que como madres hay que poner como prioridad a los hijos y a uno mismo. La vida no acaba tras un divorcio o una separación sentimental y menos si hay pequeños de por medio.
En ocasiones, las cosas se vuelven difíciles, aunque hay separaciones saludables, hay algunas que son todo lo contrario. El amor que alguna vez existió se torna en un complejo problema que muchas veces tiene desenlaces negativos.
Uno de esos casos es el de aquellas mujeres que sufren la otra cara del divorcio, su pareja las deja solas con toda la carga y hay que empezar desde cero, levantarse y continuar por sus hijos. Este caso es más común de lo que se podría pensar.
Como el caso de una madre que tras separarse de su pareja por infidelidad y violencia doméstica queda abandonada y a cargo de sus dos hijos. La parte económica y emocional empezó a jugar en contra. El hombre, luego de varias visitas de sus hijos, decidió quedarse con uno de ellos y le prohibió rotundamente a la madre volverlo a ver; a su vez, se desligó completamente de su responsabilidad con su otro hijo.
Pese a tener todo en contra, esta mujer no se rindió y sacó a su hijo adelante, después, el otro hijo pudo volver y también lo sacó adelante. Muchas veces las cosas no pasan como se quiere y las historias no tienen un final feliz, pero esta madre entendió que no necesitaba un hombre a su lado para darle a sus hijos todo y enseñarles que uno mismo puede hacer lo que sea que se proponga.
Esta es una historia como muchas otras y es que no todas las personas reaccionan ni viven las mismas circunstancias, sin embargo, hay que tener en cuenta que un divorcio no es el fin del mundo y que la vida sigue después de uno. Existen casos en los que es una decisión difícil pero necesaria y de la que pueden surgir cosas positivas e inesperadas.
Terminar una historia de amor duele, independientemente de cómo pasen las cosas no es fácil asimilarlo. Alexandra Santos, periodista y mamá divorciada, habló con Fucsia acerca de todo lo que conlleva convertirse en una madre soltera.
“Es algo que nunca pensé que fuera a pasar. Siempre fui de relaciones estables y duraderas, por lo que el divorcio no estaba en mis pensamientos”. No todas las relaciones terminan por fallas o errores, algunas veces terminan porque le amor se acabó.
“Al principio no lo quise aceptar, pero una vez entendí e hice duelo de la situación, entendimos que a pesar de no ser pareja, éramos los papás de Mateo y siempre seremos familia”. Para Alexandra el divorcio no es un fracaso, es un renacer.
“Después de la tormenta sí viene la calma”, esta situación creó un vínculo entre la creadora de contenido y su pequeño de 5 años. “Me he ido descubriendo como mamá no convencional y Mateo y yo tenemos una relación en la que nos podemos escuchar y entender”.
Según Alexandra, las personas pueden llegar a pensar que la separación va a ser un trauma para los niños, pero la verdad es que no debe serlo. “Hay que mostrarles el lado bueno de las cosas y, a través del ejemplo, que vayan asimilando la situación”.
La madre de Mateo explica que los niños también viven estos duelos a su manera. Hay que estar para ellos y acompañarlos, pero no tiene que convertirse en una situación traumática.
“Hay una cosa clara y es que su papá siempre será su papá, pero pueden llegar personas nuevas a sumarle a su vida”. Una nueva pareja en la vida de padres divorciados es algo inevitable. El amor puede volver a surgir en otras personas.
“Nosotros llevamos ya cuatro años divorciados y claro que han aparecido nuevas personas. Aquí lo importante es confiar que mi expareja traiga a su vida y la vida de nuestro hijo a alguien que le va a sumar y lo va a acompañar en su vida”, expresó.
De acuerdo con la periodista, en estos casos lo importante es la opinión del niño y en lo posible conocer a las nuevas parejas y saber cómo las percibe el pequeño. “Entre mujeres muchas veces hay rivalidades y no tienen que serlo, yo soy la madre de su hijo y si tomamos la decisión de divorciarnos fue porque ya no había amor”.
La maternidad no es un trabajo fácil, hay días de días, pero entre las responsabilidades que esta implica también es importante recordar que todas son mujeres y hay que darse tiempo para serlo. “Es un camello darme mi tiempo, pero sé que debo dármelo y enseñarle a Mate que lo necesito”.
En este aspecto también entra la vida profesional, algo que Alexandra no deja de lado. “Mi hijo también sabe y va entendiendo poco a poco que tiene una mamá trabajadora que le gusta viajar y hacer sus cosas”.
Para todo debe haber tiempo, “hay veces que me gusta darme mis espacios, otros que tengo tanto que hacer y tengo que acomodar mis horarios para cumplir con todo, pero también hay otros en los que sólo quiero estar con mi hijo y verlo crecer”.