Puede que el presidente de Estados Unidos la desconcertara con su fallo de protocolo, pero la reina se rió primero, y mejor.
La semana pasada, el presidente de Estados Unidos Donald Trump y su esposa Melania realizaron un viaje oficial al Reino Unido. Durante su estadía tuvieron el honor de ser recibidos por la reina Isabel II en el castillo de Windsor, mientras que decenas de miles de personas se reunían en el centro de Londres para protestar por su visita, una visita a la que hasta el propio príncipe Carlos, y su hijo, el príncipe Guillermo, se negaron en participar. Pero al parecer, no fueron los únicos royals en contra de la visita oficial.
En Twitter, un usuario particularmente perceptivo notó que Su Majestad puede haber montado una protesta silenciosa por su cuenta en contra del polémico presidente Trump con no uno, sino tres de sus looks usados durante su tiempo juntos.
@SamaruiKnitter explicó que basó la mayoría de sus hallazgos según la información del sitio web ‘Her Majesty‘s Jewel Vault’ (La bóveda de joyas de Su Majestad), que cataloga las joyas de la reina Isabel II y la duquesa de Cornualles. Para comenzar, señaló la importancia de los broches en la vida de la reina Isabel, y aunque tiene cientos y cientos y en tal vez el noventa y cinco por ciento de las apariciones o más usa un broche, su accesorio predilecto siempre es significativo y cargado de simbolismo. Así que la visita de Trump no sería una excepción.
El día que Trump llegó a Inglaterra, la Reina lució un broche que el predecesor de Trump, el presidente Barack Obama y la primera dama Michelle le obsequiaron durante su última visita a Inglaterra, lo cual, dada la relación de los Obama con la familia real frente a Trump, probablemente quiere decir algo más que “un lindo broche”. (Aunque cabe añadir que el broche vintage es de la década de los cincuentas y está hecho con oro amarillo de catorce quilates, diamantes y ágata de musgo, por lo que daremos a la Reina el beneficio de la duda).
Fotos vía Getty
Al día siguiente, la Reina optó por otro de sus favoritos: el broche del jubileo de zafiro -la celebración que marcó el 65° aniversario de la ascensión de la reina al trono-, un regalo de Canadá, el mismo país con el que Trump está a poco de comenzar una guerra comercial. Y como si fuera poco el último día de la visita de Trump, la reina Isabel II llevaba un broche de diamantes que heredó de su madre, el mismo que ésta lució el día del funeral de su padre. Sí, querido lector, el broche que su madre usó para el funeral de su padre.
Fotos vía Getty
Tal vez la Reina no pueda asumir una posición política, pero definitivamente nadie puede detenerla de usar su ropa para enviar un mensaje subliminal. ¿Quién hubiera dicho que tres accesorios podrían decir tanto sin necesidad de decir una sola palabra? Lo cierto es que el guiño ha generado una oleada de apoyo a la Reina en Estados Unidos por su supuesto atrevimiento.
Una muestra más del agudo humor de la monarca británica que tan solo hace unos meses nos regaló otra teoría especulativa cuando se puso un sombrero azul con flores amarillas que recordaba a la bandera de la Unión Europea tras el Brexit. ¿Estuvo en esa ocasión enviando un mensaje en clave en contra del Brexit? Y más importante aún, ¿está la Reina en contra de la reciente visita de Trump? Decirlo así como así no va a pasar nunca. No sería correcto. Pero cuando a una reina algo no le gusta se nota. En esta ocasión al menos se ha notado, así sea que la respuesta, como en el caso del sombrero, está en los detalles, con sutileza y en forma de broche.