“Me cansé de que me roben”.
En redes sociales se encuentran todo tipo de historias tanto impactantes como insólitas o difíciles de creer, algunas por lo raro y otras por la complejidad del asunto. En etas aparece la de Daniel Carvajal, un médico que por defenderse terminó con su casa incendiada.
El hecho, que se ha vuelto viral en las plataformas digitales, ocurrió el 13 de octubre del año pasado. El hombre fue juzgado por asesinar a un ladrón que entró a su casa a robar.
Según expresó Carvajal a las autoridades, ese día se despertó por los ruidos que escuchó fuera de su casa. El hombre alcanzó a visualizar dos siluetas con algo metálico junto a la puerta de su vivienda. Ante el miedo que le causó la posibilidad de que algo le pasara a su familia, decidió tomar cartas en el asunto. Carvajal buscó la escopeta que tenía en su casa y, sin pensarlo mucho, disparó.
“Estaba recostado y sentí ruidos. Vi dos figuras y alcancé a ver que uno tenía un reflejo metálico en una mano. En el barrio era habitual el uso de tumberas (armas caseras)”, afirmó el hombre a la justicia que llevó su caso.
El disparo impactó en uno de los presuntos atracadores, Agustín Pacheco, quien falleció algunos días después por la la herida que le causó el arma. Este objeto es un factor clave en el juicio que llevó en su contra, ya que el hombre fue acusado de asesinato a mano armada y por tenencia ilegal de arma de guerra.
Respecto a la existencia de este objeto en su hogar, esta persona expresó que aunque no le gustaba tener armas en su hogar, la inseguridad lo obligó a hacerlo por temor a que algo malo le pasara a él y a su familia.
El médico tenía su lugar de residencia en una casa del barrio Huaico Hondo en Santiago del Estero, pero después de haber hecho justica a mano propia, tuvo que mudarse del sector. Esto sucedió porque un grupo de personas decidieron quemar su casa por lo ocurrido. El hombre pasó de víctima a victimario.
“Tenía mucho miedo por mi hija, porque en mi trabajo atendía a diario a gente marginal. Si habré escuchado tipos que amenazan a los hijos apuntándoles y someten a la madre y lo contaban orgullosos. Nunca quise ser yo quien tuviera que estar haciendo las marchas”, expresó el doctor.