Entre el 2020 y el 2021, en Colombia se registraron 8981 casos de matoneo graves, según un estudio de Bullying sin fronteras.
El acoso escolar es un flagelo que afecta a millones de niños en el mundo. Muchos menores de edad son atacados o matoneados por el hecho de ser diferentes, verse distinto a los demás, por su orientación sexual o por su peso. Wilmer Jiménez, un joven de 27 años, reconoce que fue víctima de acoso escolar cuando entró a cursar la secundaria.
“El bullying lo conocí cuando entré a bachillerato. Me encontré con un ambiente muy diferente al de la primaria. Lo que más recuerdo era que me decían dentón. Ya más grande, cuando estaba en octavo y noveno se metían con mi orientación”, recuerda Jiménez. Dice que en ese tiempo desconocía todo sobre la orientación sexual, pero era consciente de que amaba de una manera que no entraba dentro de los estándares de la región Caribe, de donde es oriundo.
“Ni yo entendía que la orientación. Me la montaban por gay (...) En la Costa a uno le enseñan que el deber ser es hombre o mujer y lo que no entra en ese estándar es marginado”, afirma. De igual manera, entre su ingenuidad, él seguía siendo quien era, pero para sus compañeros de clases su forma de ser era motivo de burla.
A pesar de ello, reconoce que encontró respaldo entre sus profesores de colegio, pero en ningún momento hubo un llamado a sus padres por lo que la situación con sus compañeros, de cierta manera, también la tuvo que afrontar solo. Las constantes burlas de sus pares le hicieron sentir mal, pero eso no fue impedimento para ocultar lo que era y buscó las maneras de fortalecer su carácter para hacerle frente a las ofensas de aquellos que no fueron capaces de entender su manera de sentir.
“El bullying se fundamenta en el desconocimiento”, sentencia. A pesar de todo, trató de mantener la calma para evitar irse a los golpes con aquellos que se metían con él a diario. “No soy una persona que reacciona de manera inmediata. Yo iba acumulando lo me decían hasta que un día explotaba y les gritaba”, asegura.
Lina Garzón es una joven bogotana que asegura que durante su época escolar fue víctima de bullying por su aspecto físico. Los ataques que recibía por parte de sus compañeras de colegio permearon en su autoestima.
“Yo he sufrido de sobrepeso toda mi vida. Tuve que nacer por cesárea y de hecho la primera muda de ropa que me dieron no me quedó”, afirma. Por dicho motivo, su vida ha estado protagonizada por las dietas y desde los seis meses ha tenido alimentación especial. “Esto ha tenido una serie de consecuencias que han incidido en mi autoestima y percepción corporal”.
Dice que toda su vida se ha visto limitada a que las personas le pregunten por qué come “x” o “y” alimento. “La gente cree que yo como mal (...) Desde que estuve en primero de primaria hasta sexto (...) en los juegos me decían que ya estaban completos o las niñas me decían que por gordita no era linda. Me decían que no tenía derecho a nada por ser gordita. Yo me la pasaba sola porque no tenía amigos”, afirma.
Incluso había profesores que también se metían con su aspecto físico y se atrevían a cuestionarle si sus padres le mandaban la comida adecuada porque “siempre estaba engordando”. En las presentaciones de baile del salón me relegaban por ser la gordita, incluso siendo la que más bailaba.
Recuerda que en sexto unas niñas le hicieron creer que eran amigas de ella, pero en realidad se estaban aprovechando de su desempeño académico para obtener buenas calificaciones. “Cuando me enteré que me estaban utilizando me dijeron en mi cara que cómo se me ocurría que ellas iban a ser amigas de una gorda”.
De acuerdo con la organización Bullying sin Fronteras, en Colombia entre el 2020 y el 2021 se reportaron 8981 casos graves de matoneo, siendo Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cartagena las ciudades más afectadas. Según este informe, el país es uno de los que mayores índices de bullying registra en el mundo. De acuerdo con el ente internacional, ya no son víctimas de acoso escolar sólo los estudiantes que muestran un excelente desempeño académico, ahora este fenómeno puede afectar a cualquiera.
De igual manera, no se ha podido hacer un conteo preciso de cuantos casos de bullying hay en Colombia. Alba Reyes, directora de la fundación Sergio Urrego, afirma que en el país no hay cifras exactas sobre el acoso escolar. Asegura que este panorama es preocupante bajo la comprensión de que sólo hay un observatorio que está tratando de ofrecer un panorama claro del bullying en el país. En 2021, 275 menores entre 5 y 15 años murieron tras ser víctimas de bullying.