belleza según la ciencia

Aunque no exista una única belleza, en un mundo dictado por los números y la ciencia hasta lo que es atractivo puede ser calculado- y no, no nos referimos al número de likes.

El hecho de que un cuerpo o un rostro nos parezca hermoso también tiene una base científica. Así lo ha demostrado el cirujano plástico Julian de Silva del Centro de Cirugía Facial y Estética Avanzada en Londres con un sencillo cálculo.

¿Son nuestros sentidos los que dictan quiénes son los hombres más guapos, o podría ser una cosa de la ciencia?

Para demostrarlo De Silva se basó en calcular el número áureo de una serie de hombres por medio de un programa de mapeo computarizado encargado de medir la forma de sus rostros, ojos, cejas, nariz, mandíbula y barbilla.

El avanzado método, llamado Golden Ratio, o proporciones áureas, calcula el grado de simetría entre las facciones de la cara. Esta ha sido considerada durante mucho tiempo como la clave de la belleza.

La ecuación matemática fue ingeniada por los antiguos griegos, también fue plasmada en la obra de Leonardo Da Vinci en su ‘Hombre de Vitruvio’- y ahora, nuevamente es considerada la medida del estándar de belleza.

La premisa asegura que en cuanto más cerca estén las proporciones de una cara o un cuerpo al número 1.618, más hermosas serán.

Tras el experimento, las matemáticas encumbran a George Clooney como el hombre más guapo del mundo, ya que coincide en un 91.86 por ciento con la proporción áurea. De Silva asegura que el recién padre de gemelos tiene una (casi) perfecta simetría fácil y que “se acerca más que ningún otro hombre, a lo que los griegos consideraban un rostro perfecto”.

Y aunque ocupa el primer lugar, el podio lo comparte con otros dos actores, Bradley Cooper seguido por Brad Pitt.

Pero como si de una premiación se tratara, en la categoría de rasgos específicos el premio a mejor forma del rostro es para David Beckham, a mejor nariz Ryan Gosling y los mejores ojos son de Harry Styles.

¡Así que es oficial! Estos son los diez hombres más guapos del mundo

George Clooney, 91.86%

Bradley Cooper, 91.80%

Brad Pitt, 90.51%

Harry Styles, 89.63%

David Beckham, 88.96%

Will Smith, 88.88%

Idris Elba, 87.93%

Ryan Gosling, 87.48%

Zayn Malik, 86.5%

Jamie Foxx, 85.46%

Sin duda estos son los ganadores de la hermosura según la ciencia, si tan sólo esto hubiera sido parte del pensum en bachillerato seguro no habríamos reprobado. Pero nunca es demasiado tarde para aprender algo nuevo...

Calcula tu propio número áureo siguiendo las siguientes instrucciones:

Toma una foto de tu cara, sin sonreír, mirando hacia el frente y con el pelo lejos de tu cara. Imprime la fotografía en un papel A4.

Nariz

Mide la longitud de la nariz desde el punto más ancho de la fosa nasal hasta la entreceja = Longitud de la nariz (1) Mide la anchura de la nariz desde su punto más ancho = Ancho de nariz (2) Divide la Longitud de la nariz (1) por el Ancho de nariz (2) = La relación de la nariz (3)

Si es mayor que 1.618: divide 1.618 por La relación de la nariz (3) Si es menor que 1.618: divide La relación de la nariz (3) por 1.618 Eso te dará tu puntuación porcentual de la proporción áurea de tu nariz.

Cejas

Mide tu ceja desde el extremo más cercano a la nariz hasta el arco en línea recta = Longitud del arco (4) Mide tu ceja desde el mismo extremo hasta la punta opuesta en una línea recta= Longitud total (5) Divide la Longitud total (5) por Longitud del arco (4) = Relación de cejas (6)

Si es mayor que 1.618: divide 1.618 por la Relación de cejas (6) Si es menor que 1.618: divide la Relación de cejas (6) en 1.618 Eso te dará tu puntuación porcentual de la proporción áurea de tus cejas.

Labios

Mide la longitud del labio de extremo a extremo = Longitud del labio (7) Divide la Longitud del labio (7) por el Ancho de nariz (2) = 1.618 (si es perfecto).

La distancia desde la esquina del labio hasta el borde opuesto de la nariz también debe ser igual a la Base de la Nariz multiplicado por 1.618.

Así te hayas perdido desde la primera instrucción o lo hayas logrado completar, lo cierto es que nadie, ¡ni la mismísima ciencia! puede dictar lo que es hermoso (o lo que no).