Grupo de artistas francesas reta al movimiento #MeToo con polémicas declaraciones
Catherine Deneuve y otras intelectuales y artistas francesas se manifiestan contra el movimiento por su "puritanismo sexual", la polémica no se dio a esperar.
El movimiento #MeToo, del popular hashtag que recoge todas las denuncias públicas sobre casos de acoso sexual, especialmente en Hollywood, lleva meses en boca de todos. Desde que salió a la luz el escándalo de Harvey Weinstein; hasta esta última gala de los Golden Globes, en que la reivindicación fue la protagonista; siguiendo por el nombramiento de las mujeres que rompieron su silencio como “Personaje del año” de la revista Time; hasta ahora, surfeaba en una ola de apoyo.
O al menos así había sido hasta que apareció el manifiesto de un grupo de cien intelectuales y artistas francesas, con Catherine Deneuve a la cabeza, que denuncian que tras esta nueva ola de pensamiento se esconde una cacería de brujas contra los hombres. El manifiesto, ahora considerado como la contraparte al movimiento #MeToo, se ha publicado en el diario Le Monde. La polémica está servida.
Según este grupo de mujeres francesas eminentes, el movimiento #Metoo es una reacción puritana que trata a las mujeres como niñas y niega su libertad sexual. Además lo acusan de arruinar las carreras profesionales de algunos hombres cuyo "único error fue tocar una rodilla, robar un beso, hablar de asuntos íntimos en una cena profesional", escribieron.
Así, las firmantes alertan sobre las consecuencias que el movimiento feminista actual puede tener sobre las manifestaciones culturales, y mencionan las protestas en París ante una retrospectiva de la obra de Roman Polanski; la petición de retirar una obra de Balthus del Met de Nueva York; o el hecho de que algunos de sus editores (hay varias escritoras entre las firmantes, como Catherine Millet, por ejemplo) les hayan pedido que de ahora en adelante sus personajes masculinos sean menos sexistas o que hagan más explícitos los traumas padecidos por los personajes femeninos.
“Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo que, más allá de las denuncias sobre los abusos de poder, pone el rostro del odio a los hombres y la sexualidad”, afirmaron tajantemente. Admiten que la violación es un crimen, pero remarcan que “la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, yendo de este modo en contra de lo manifestado en los últimos meses por la mayoría de representantes del feminismo a nivel mundial.
Consideran, además, que se está produciendo bajo el #MeToo, una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia hombres a los que no se les da la posibilidad de defenderse. Y afirman también que es el regreso de una moral victoriana que no favorece la emancipación de las mujeres, sino que por lo contrario, se convierte en un enemigo de la libertad sexual.
Como era de esperarse, las reacciones no han tardado en llegar. Un grupo de treinta militantes feministas francesas respondió al manifiesto original contra Deneuve, quien probablemente por ser el rostro más conocido del manifiesto se ha convertido en el blanco de todas las críticas. Acusan frontalmente a las firmantes del manifiesto original de ser reincidentes en “la defensa de pedocriminales o la apología de la violación, despreciando el hecho de que millones de mujeres sufran o hayan sufrido este tipo de violencia”. Parecen referirse, en el caso de Deneuve, a la defensa que ha hecho en varias ocasiones del cineasta Roman Polanski acusado por acosar sexualmente a menores, entre ellas una niña de diez años, afirmando que a este simplemente “le han gustado siempre las chicas jóvenes”.
Aún así, no debemos pasar por alto lo manifestado. Aunque somos las primeras en defender el despertar femenino posterior a Weinstein contra los hombres abusivos, no debemos caer en usar la vieja técnica de "defender la protección de las mujeres...para encadenarlas en su estado de víctimas eternas, de pequeñas cosas indefensas bajo el poder de los demonios machistas, como en los viejos tiempos de la brujería", tal y como recalcan las firmantes.
Como tampoco podemos olvidar que, contrario a lo que piensan estas cien francesas, debido a que las generaciones anteriores de mujeres tuvieron que lidiar con un cierto nivel de abuso por el género masculino, la nueva generación deba hacerlo bajo el mismo silencio. A lo que respondemos en palabras de Oprah: “Times Up” (se acabó el tiempo).