Personaje
Del metro a las alturas: Calicho Art grafiteó su propio sueño americano
El colombiano que conquistó Nueva York a través del arte.
Dibuja a pulso sus imágenes en aerosol, asegura que las creaciones que plasma en los muros son la mezcla de su conocimiento entre la arquitectura y el arte, algo que no es difícil de creer por el nivel de precisión con el que su obra parece unirse mientras se acerca al final de su trabajo. Se trata del colombiano Carlos Arévalo, conocido ahora en el mundo artístico como: Calicho Art.
Lleva toda una vida conectado con el arte, así él mismo no lo supiera, porque cansado de la rigidez y las normas en la arquitectura se dio cuenta de que el arte estuvo allí para llenar sus vacíos creativos.
Calicho empezó a hacer arte en el metro de Nueva York con bocetos de la ciudad, hasta que un día, lejos de imaginar lo que cambiaría el rumbo de su vida, una persona quedó encantada con su trabajo y lo invitó a exhibirlos en una exposición grupal, parecía un sueño.
Despertar y darse cuenta que era real lo impulsó a hacer mucho más allá del arte; su trabajo en la actualidad no solo se limita a las galerías, también se ha interesado por el Street Art y actualmente es parte del Soho Reinnanse Factory, un grupo de artistas que luchan por el Black Lives Matter haciendo murales en múltiples superficies, escenarios y escalas; siempre contando de dónde viene y dejando con orgullo el nombre de Colombia en alto.
Es un amante explorador. Nuevos espacios adornados con acrílicos hacen parte de ese mundo escondido del arte al que quiso llegar; siempre tratando de mezclar sus dos pasiones: el arte y la arquitectura con su identidad latina.
“Con mis obras y creaciones quiero demostrar que los latinos y, especialmente, los colombianos que migramos a Estados Unidos valemos ‘Oro’ por todos los sacrificios que hacemos y lo que dejamos atrás para cumplir nuestros sueños y así tener una mejor calidad de vida”, menciona.
Trabaja tres líneas en sus proyectos: los garabatos que son líneas sueltas y simples que referencian su vida de artista con la cual ha desarrollado personajes que dibuja en cada obra como pollos que piden justicia o loros que corren por sus sueños. Los animales y la ciudad plasmando, en lo posible, animales endémicos de Latinoamérica viviendo y habitando la ciudad, además de frutas exóticas como creación de Nueva York. Finalmente, el arte protesta pintando murales en la calle con mensajes de justicia, equidad y apoyo a movimientos mundiales.
En entrevista con Fucsia nos contó sobre su historia, su vida y lo que viene en su inspiradora carrera.
¿Por qué terminó en Nueva York?
Mis planes siempre fueron aventurarme en el extranjero, en donde fuera, y Nueva York, aunque no fue mi primera opción, estuvo presente. Buscando oportunidades en el exterior, una amiga de la Universidad de la Salle, Andrea Garzón, me ayudó a conseguir una pasantía en In House Group, empresa de construcción y allí comenzó esta aventura.
Inicialmente, era solo por tres meses, pero la empresa me dio el sponsor y regresé para trabajar con ellos.
¿Desde cuándo inició su trabajo y amor por el arte?
Mi trabajo como artista inició como un hobby en mis tiempos libres, especialmente en los viajes del metro de Nueva York que tomaba del trabajo a la casa. El viaje era aproximadamente 40 minutos. Inicié con algunos sketches de la ciudad y animales coloridos, pero poco a poco las oportunidades en el arte fueron evolucionando con más eventos y espacios para pintar en diferentes medios y escenarios.
Pienso que siempre he valorado el buen arte, pero no me tenía la confianza de creer que podía hacer arte como vida o algo más profesional. Poco a poco entendí que el arte es libertad. Cansado de la rigidez y las normas en la arquitectura me di cuenta que el arte estuvo allí para llenar mis vacíos creativos.
Pero Calicho Art no solo es arte en galerías, también me ha interesado el Street Art y actualmente hago parte del Soho Reinnanse Factory, un grupo de artistas que luchan por el Black Lives Matter haciendo murales en múltiples superficies, escenarios y escalas; siempre contando de dónde viene y dejando con orgullo el nombre de Colombia en alto.
¿Cuénteme la historia de quién descubrió su talento y cómo fue?
La ciudad de Nueva york me abrió las puertas en varias oportunidades, la primera vez que mostré mis acuarelas fue por invitación de Sophocles, un artista local que vio mi arte pintado en un vagón del metro.
Luego, me invitó a una exhibición grupal en One Art Space Gallery, evento que fue un éxito, pues vendí unas acuarelas tamaño carta que eran animales relacionados a mi familia. La satisfacción fue total y mi corazón llenó un vacío que no sabía que existía.
El pintar a gran escala siempre fue un sueño algo ‘platónico’, así que busqué la manera de hacer algunos murales. Aunque mi escuela no fue Fine Arts, la arquitectura me enseñó bastante de concepto y forma, además de herramientas gráficas. A esto le debo mucho de mi satisfacción a la hora de planear y ejecutar cualquier proyecto.
Durante la pandemia, las tiendas en Soho estaban completamente cubiertas en madera y algunos artistas empezaron a hacer grafiti en ellas. Un día me llegó un correo de invitación que la ciudad estaría dando materiales y comida para los artistas interesados en pintar yo fui y ese día, un 4 de julio, pinté como ocho locales. Fue una experiencia única pintar con aerosol en medio de la ciudad con policías apoyando el arte urbano.
Aunque trabajé todo el tiempo como arquitecto, en 2021 decidí darme la oportunidad de intentar ser artista de tiempo completo.
¿En dónde expone sus obras?
En estos momentos en galerías de arte, especialmente en Finacial Distric, pero espero extenderme a Chelsea. Muchos de mis murales están en la ciudad especialmente en Broolklyn, aunque varios locales también tienen mi arte como Hatches & Hops, Barachou, Strong Rope Brewery, Don Pancho Restaurant, entre otros.
¿Cómo mezclar el arte y la arquitectura?
Es algo muy natural, las dos siempre han estado conectadas por la misma raíz en el sentido que debes generar un concepto para desarrollar algo interesante.
Quizás, la manera más fácil de conectar mi arte fueron los bocetos que hacía en arquitectura. Los adapté con formas coloridas y una de mis pinturas favoritas que refleja esta conexión son las frutas ciudad, como la banana Chrysler o la manzana ciudad.
¿Cómo su paso por la academia ha influido en su trabajo como artista urbano?
No puedo negar que la academia y la universidad me ofreció las mejores bases gráficas para desarrollarme como arquitecto y artista. Cada pintura la he desarrollado con el mismo proceso de diseño que implementaría a la hora de planear una casa o un parque.
A la hora de pintar o hacer algo más manual también han sido de ayuda mis conocimientos en construcción o las licencias que obtuve para trabajos en altura, ya que es un requisito para pintar a gran escala.
¿Cómo ve el panorama del grafiti en Colombia y fuera de ella?
Veo demasiado talento en Colombia y afuera de ella. Es increíble cómo el arte callejo y los murales han evolucionado al punto de ver artistas como Ledania haciendo word tours.
Las redes sociales y el internet han generado una conexión que, a pesar de estar muy lejos, se pueda ver el arte que se está desarrollando en cualquier lugar. Siento que mi camino como artista apenas está empezando y espero poder pintar muros en muchos lugares, así como inspirar a otros talentos que desean salir y aventurarse a punta de talento.
¿Qué intenta reflejar y/o aportar con las obras libres?
El concepto que traigo en mi corazón en esto momentos se llama Oro Puro, trato de demostrar a través de mi arte que el pueblo latino vale oro y que es parte fundamental para la ciudad.
Trato de inspirar a otros que vengan y den lo mejor de ellos en el exterior, no solo con sus carreras profesionales, sino con cualquier talento o pasión que tengan, ya sea pintar, bailar o cantar. Somos increíblemente talentosos, por eso he intentado unir a mas colombianos para apoyarnos entre todos.
Muchas de mis obras también incluyen animales que son endémicos de Colombia y esto también es oro, así como las frutas que para nosotros son normales, acá llegan a ser exóticas.