Maternidad
Claudia Robledo: “soy madre soltera por elección propia, una decisión feliz y pensada”
Tiene un trabajo estable, es responsable y no renunció a la maternidad, aunque no tuviera una pareja. Hablamos con ella.
Desde que Claudia creció tuvo claro que quería ser madre, lo que nunca le preocupó fue el cómo lo iba a lograr. La maternidad llegó a su vida luego de cumplir 40 años.
Y es que la vida de la mujer no acaba hoy a los 40 años ni para el amor ni para la sexualidad ni mucho menos para la maternidad. En realidad, nadie escoge voluntariamente ser una madre mayor. Nadie se para a pensar y dice: “Bueno, tendré un hijo después de los 40 años”. Muchas mujeres son madres a esa edad tras un largo historial de intentos de embarazo o no consiguieron estabilidad económica o, como el caso de ella, no encontraron a su pareja definitiva.
“A mí toda la vida me encantaron los niños, me gustó ese ambiente que los niños traen a la casa, al hogar, algo fresco y dulce, también esa sensación o ese instinto maternal. Creo que, en general, casi todas las mujeres lo tienen, no conozco muchas que no lo tengan, y si no lo tienes imagino que también es normal, pero yo sí lo tenía, a mí los niños me gustaron siempre, y siempre pensé que algún día me gustaría o tendría hijos…
...Digamos que, de qué manera lo iba a hacer, siempre me imaginé que sería de la manera normal: que me iba casar, que iba a tener hijos y que todo iba a seguir un progreso normal, pero la verdad es que en general mi vida no fue nunca muy normal”, agregó en su entrevista con Fucsia.
Luego de terminar sus estudios profesionales, viajar y haber logrado el éxito profesional, regresó a Colombia y todo cambió.
“Vuelvo, y me encuentro con una realidad distinta a la que había dejado, todos mis amigos estaban en otro momento de su vida, la mayoría de mis amigas ya eran mamás, estaban viviendo vidas de familia. Regresé motivada por un tema familiar personal, y además por un tema laboral que se me presentó muy interesante, entonces vuelvo a Colombia y empiezo a pensar con esto ‘cómo lo voy a abordar, entonces pienso, ‘¿realmente me quiero casar, o buscar a alguien para que esto pase?’, yo creo que eso es parte de una reflexión muy profunda, porque no es una decisión fácil de tomar, se tiene que pensar bien, muy bien, de hecho. Tengo un trabajo estable, soy responsable y no renunciaré a la maternidad, aunque no tenga una pareja”, afirmó.
Opciones de maternidad
Claudia pensó que en la adopción estaba la posibilidad, visitó algunos centros de adopción, como FANA, La Casa de la Madre y el Niño, encontró una realidad como diciendo, “a mí que me gustan tanto los niños y estos niños están aquí tan solos”, agregó. Sin embargo, se enfrentó a un modelo tradicional, en donde las facilidades (que en realidad no son muchas) estaban para parejas conformadas por un hombre y una mujer, pero en su vida no había una pareja para llevar a cabo ese proceso. Empezó a investigar y hablar con gente, a utilizar su network en Colombia para mirar cómo era un proceso de adopción, habló con el Bienestar Familiar y en todas las conversaciones que tuvo se sorprendió mucho de muchas cosas.
“La primera es que la mayoría de adopciones que se hacían en Colombia, o una gran mayoría, se hacían a extranjeros, eso está bien porque muchos extranjeros vienen a Colombia en busca de niños, con el espíritu de terminar de formar una familia y con las formas de ayudar a un niño con pocas oportunidades.
Luego de todas esas conversaciones me di cuenta de que estando sola iba a ser muy difícil hacerlo, siempre ponían por delante a familias completas de mamá y papá; y para mí el concepto de la familia ya había cambiado”.
Hoy en día la manera de concebir una familia ha cambiado, las familias están hechas de gente que se quiere y no solamente de una estructura como la base sólida de la sociedad, mamá, papá, hijos y abuelos; la actualidad muestra que hay familias hechas de muchas formas distintas, familias de dos mamás, de dos papás, hay familias de una sola mamá, que de esas hay millones en Colombia por distintas razones; hay familias donde solamente está el papá con los hijos o los niños con los abuelos, todos estas son formas de familia distintas y no quiere decir que no sean familia, aunque no sean la estructura tradicional.
“Me di cuenta de que la adopción iba a ser un camino largo, complejo y muy incierto. Terminé descartándolo y empecé a pensar en las alternativas que tenía, y lo mismo, el universo confabula y en ese proceso encontré a dos personas amigas de unas amigas, que estaban en Europa, y que habían hecho procesos de Single mother by election, que es como empieza la búsqueda en Internet, madres solteras por elección”, explicó.
Madre soltera por elección
A nivel mundial, hay más de 100 millones de madres que crían solas a sus hijos, según ONU Mujeres. Algunas de ellas, como Claudia, se plantean muchas preguntas, dudan, pero, finalmente, es un instinto vital que las empuja, una prioridad, la de convertirse en madres, antes que en esposas. Cuentan con el apoyo de sus familias, sus amigos y una buena red social.
De acuerdo con ella, todo estaba listo para hacerlo realidad, “empecé a adentrar en ese mundo y a investigar, leer, y me pareció la mejor opción para mí, una elección que podía tomar yo en las circunstancias en las que estaba, que mentalmente estaba lista, físicamente estaba llegando al límite, iba cumplir 40 años y era un momento clave para tomar la decisión y económicamente me lo podía permitir; no solamente hacer el proceso, sino también pensar que si iba a tener un hijo por lo menos podía darle una casa, educación, cuidado, tiempo, entonces así fue que tomé la decisión”.
El camino hacia la maternidad
Lo primero para llevar a cabo su anhelo, era encontrar la manera de hacerlo que fuera segura y sin la mayor cantidad de riesgos, “inicié en Colombia, con un médico maravilloso que se llama Ricardo Rueda, y que creo además que era de las primeras veces que hacía un proceso para alguien soltero. Amoroso, muy pausado, me explico cosas, me dijo que esto tenía unas implicaciones importantes para mí a nivel hormonal, ‘hay que hacer esto y esto’, me explicó cómo era todo el proceso de lo que había que hacer a nivel de mi cuerpo y de mi proceso personal y me dijo ‘luego tienes que buscar tu donante y eso tiene un trabajo que tienes que hacer muy a conciencia’”, puntualizó.
En esa segunda parte del proceso sus investigaciones la llevaron a encontrarse con una clínica en Estados Unidos, donde también entabló una buena relación con un médico. Pasó por un proceso psicológico y un año después ya estaba lista para elegir su donante de esperma.
La verdad es que sí, yo creo que puedes elegir, pero para mí fue un trabajo de pensar mucho y también es muy intuitivo porque al final son cosas que no sabes cómo van a salir y eso sí lo hice por fuera, lo busqué por fuera, es un proceso muy interesante y muy bonito, es muy personal, le tienes que poner el alma, la vida, y el corazón a mirar con qué te conectas, porque es como entrar a un mundo desconocido.
“Siento que tuve suerte, tengo finalmente dos niños que para mí son divinos, yo los veo divinos y muero. Todo me salió muy bien, yo también creo que es el mindset que tengas, yo realmente estaba feliz…La maternidad los primeros meses es dura, el embarazo es un proceso muy lindo y sí, las mujeres embarazadas se ven divinas pero eso tiene otros componentes, tu cuerpo cambia, todas tus vitaminas, tu hierro, tu todo, es todo un proceso que es difícil de entender la magnitud y la dimensión que tiene”.
Ella recuerda su embarazo como uno de los momentos más felices de su vida, pasó los nueve meses trabajando, caminando y en general viviendo el momento, preparándose de alguna manera para lo que sería cuando nacieran. “Nacen los niños y los ves ahí ya afuera, ya están bien y luego vienen noches interminables sin dormir, no estás preparada para eso, todo el mundo te lo dice pero si no lo vives realmente no sabes lo que es, yo al mismo tiempo tenía una empresa, entonces la verdad es que dormía muy poco. Entre las dos cosas que tenía, la red de apoyo se convierte en algo súper importante, y mucho más en este caso de elegir esta ruta de la maternidad o de la paternidad, porque me imagino que hay hombres que también lo hacen y lo pueden elegir”, recalcó.
Hablar a sus hijos siempre con la verdad
Desde hace algunos años, vive en Miami (Estados Unidos), donde disfruta todos los días de sus hijos en una sociedad que ella califica como menos cerrada. Sus pequeños ya tienen siete años, ya han preguntado por su padre a lo que Claudia no teme en explicarles, claro, siempre con la verdad.
“Esas preguntas surgen y cuando esas preguntas surgen lo único que puedes hacer es decir la verdad, de hecho, creo que la verdad en el proceso de los niños siempre tiene ciertos matices. Cuando son muy pequeñitos les tienes que ir explicando las cosas de una forma que es como una historia, como un juego, algo que para ellos tiene magia, yo creo que la magia que le pongas a la historia es muy importante. Ellos ya lo tienen súper interiorizado, y para mí era muy importante, antes de tener que darle las explicaciones más racionales, más científicas y más claras, para mí era muy importante que lo entendieran. Creo que esto es fundamental en la parte de nuestro proceso cognitivo de desarrollo, y es que haya cierta información en nuestro inconsciente o subconsciente cuando somos niños”, explicó.
Tener el rol de madre y padre no ha significado sacrificios para ella, por el contrario, le ha permitido aprender y conocer de todo lo que lleva acompañar de la mano a sus pequeños sin dejar aristas sueltas. Ella dice: “soy la que arregla los carros, la que baja las pelotas de los árboles, la que atrapa los bichos, como yo soy la que hace las dos cosas, la parte de la ternura, de las cosquillas, del abrazo, de abrazar y leer por las noches; y soy la que hace todo, la que juega fútbol con ellos, intentando, aunque es difícil suplir esa parte masculina, yo creo que es un reto”.