Beyoncé es mi pastor, nada me falta
La cantante norteamericana lanzó su más reciente albúm Lemonade, en el que su voz se convierte en la voz de todos los que alguna vez nos hemos enamorado.
Cuando estamos ante algo que es realmente bello lo que sucede se le parece mucho a la magia (o al amor): el corazón late fuerte, las piernas tiemblan, la pasión se apodera del cuerpo. Hay un deleite sensorial e intelectual lleno de sentimientos estéticos de placer. Después viene una desazón profunda producto del reconocimiento de una grandeza superior a la propia y la subsecuente evidencia de nuestras propias limitaciones (es este caso: “Odio a Beyoncé. Yo quisiera ser como ella”). Pero, casi al mismo tiempo nos habita un irremediable anhelo de elevación, una aspiración a igualarnos, a llegar alto.
Todo lo anterior tiene un nombre. Ese conjunto de síntomas o experiencias es el sentimiento de lo sublime, y es ese sentir lo que prima cuando se contempla (porque ver no es el verbo correcto en este caso. Contemplar habla de un goce íntimo que incluye todos los sentido, ver habla únicamente del placer solitario de los ojos) Lemonade, el último álbum visual de Beyoncé que fue lanzado el pasado 23 de abril por HBO.
En este, la cantante norteamericana hace un recorrido sentimental a través de dos ejes fundamentales: su matrimonio en crisis y el empoderamiento de la mujer negra, todo mediante la exploración de once estados emocionales (Intuición, negación, rabia, apatía, vacío, responsabilidad, reforma, perdón, resurrección, esperanza y redención).
Beyoncé - máxima pontífice de los corazones rotos - se desnuda sin miedo a comentarios o controversias. Habla sin pena de las infidelidades de su marido (el famoso rapero Jay-Z, con quien está casada desde el 2008) , explora una plétora de sentimientos femeninos todos familiares a aquellos que nos hemos enamorado y desenamorado: el deseo profundo, las ilusiones rotas, la pérdida de la fé en el amor.
Pero no es solo esto, el álbum visual, por no decir película, es un experimento creativo que toma elementos narrativos del cine y de la producción de videos musicales y los une a través de una línea argumentativa basada en los poemas de la escritora de origen somalí-británico Warsan Shire.
El resultado es conmovedor, honesto. Un producto que no es solamente un ejercicio musical sino una exploración artístico-holística que hipnotiza y deja al espectador sumido en ese anhelo de elevación, en ese sentimiento de lo sublime.
A continuación cinco frases de Lemonade que lo harán antojarse de quedarse a vivir en ese álbum.
1. “No sé cuándo el amor se convirtió en algo tan difícil de asir. Lo que sé: nadie que conozco lo tiene.”
2. “No sé puede hacer de un ser humano un hogar, alguien debería haberte dicho ya que si esa persona se quiere ir, déjala ir.”
3. “Diez veces de cada nueve, sé que estás mintiendo, pero nueve veces de cada diez, sé que estás tratando.”
4. “Me recuerdas a mi padre, un mago ... capaz de existir en dos lugares a la vez.”
5. “Entonces, ¿qué vas a decir en mi funeral ahora que me has matado? Aquí yace el cuerpo del amor de mi vida, cuyo corazón rompí sin una pistola en la cabeza. (...) Descansa en paz, mi verdadero amor, que yo daba por sentado.”