¿Por qué no eliminar los carbohidratos en una dieta?
En el mundo de las dietas, los carbohidratos han sido satanizados hasta el punto de ser eliminados de programas de pérdida de peso. Sin embargo, expertos en nutrición defienden su inclusión en la alimentación diaria.
Dietas hipocáloricas, altas en proteínas y sin carbohidratos, se han convertido en tendencia en el universo ‘fitness’. Estos regímenes proclaman a este grupo de alimentos como los enemigos número uno de una figura esbelta y saludable. No obstante, la opinión de los expertos es contraria.
Según el nutricionista y entrenador físico, José Fernández, “los carbohidratos son la principal fuente de energía y jamás deben ser excluídos”. La táctica, asegura en su ibro ‘Salvando vidas’, es administrarlos correctamente.
Fernández recomienda consumirlos solo en el desayuno y/o el almuerzo, pero nunca en la cena, pues se convertirán en grasa, debido a que en la noche el cuerpo se prepara para descansar, por lo que la quema de calorías es mucho menor.
Y es que aunque las dietas ‘flash’ que eliminan este grupo de alimentos y con las que, evidentemente, se obtienen resultados exitosos en poco tiempo, no son las más indicadas cuando se trata de mantenerse en el peso ideal.
“Una dieta de bajo contenido en carbohidratos puede ayudar a muchas personas a perder peso rápidamente por que limita al máximo las opciones de alimentos que pueden comer y por eso terminan comiendo menos. Hay que considerar que está perdida de peso ocurre porque estas personas están comiendo menos y no porque están evitando comer carbohidratos”, aseguran profesionales en nutrición del sitio web Center for Young Women’s Health.
En ese orden de ideas, excluir por un determinado periodo de tiempo los carbohidratos, antes de ser la opción más fácil, es la menos acertada, ya que al volver a integrarlos en la alimentación se produce un efecto rebote en el metabolismo, logrando que la persona gane más kilos de los que perdió.
Tipos de carbohidratos
Los carbohidratos se clasifican en simples y complejos. Los primeros son de más rápida asimilación, por lo que se deben consumir con moderación (se encuentran en alimentos como bebidas gaseosas, galletas, cereales dulces, chocolate, jaleas, entre otros); los complejos (presentes en los cereales integrales, el arroz, la papa y la pasta), por otro lado, son más lentos de digerir, y, deben conformar el 60 por ciento del consumo diario, según asevera Fernández.
Entonces, es necesario lograr un equilibrio en su consumo diario, dando prevalencia a los complejos, para que no se acumulen en el tejido adiposo en forma de grasa, además de integrar proteínas, frutas y vegetales en la alimentación diaria, para que el cuerpo funcione óptimamente. De hecho, un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud afirma que “las dietas cuya composición es como mínimo el 55 por ciento de la energía a partir de distintas fuentes de carbohidratos, en comparación con dietas ricas en grasa, reducen la probabilidad de que se acumule grasa en el organismo”.